Más de seis meses después de ser operada de la rotura de los ligamentos cruzados y del menisco de su pierna derecha, la joven perla del baloncesto femenino zaragozano, Cristina Ouviña, ha vuelto a jugar. El pasado sábado disputó sus primeros minutos de esta temporada ante el Celta Vigourban y su regreso supone un regalo para un Mann Filter tocado y casi hundido.
Su sonrisa permanente, su desparpajo, su raza y su velocidad en la pista suponen una bocanada de aire fresco a un conjunto que, además de atravesar una crisis deportiva y económica, está con la moral por los suelos. De hecho su presencia en la cancha en la última jornada pareció espolear a sus compañeras. Entró en medio de una sonora ovación, quizá una reaparición algo precipitada por las necesidades del equipo, pero desde que pisó el parquet el Mann Filter logró un parcial de 12-0. Luego, a su vuelta al banquillo, llegaría una dolorosa derrota. Otro palo para las amarillas.
Está claro que Cristina no es la única solución a esta racha tan negativa, ya que los mayores problemas del conjunto están dentro de la zona, pero supone un punto de ilusión y de esperanza necesarios. Sus números ante las gallegas: dos puntos, dos rebotes, una recuperación y tres triples intentados en nueve minutos. Unos datos que vienen a demostrar su descaro y valentía a la hora de defender los intereses del Mann Filter. Con más o menos fortuna, pero a fin de cuentas, una guerrera más para sacar al equipo del pozo.
¿Y cómo se sintió la joven jugadora de 17 años en su regreso? "Pues nerviosilla, la verdad. Fue una sensación rara después de tanto tiempo sin jugar, pero una vez dentro todo fue normal", aseguraba ayer la propia Ouviña. De hecho, su recuperación ha ido más rápida de lo esperado, puesto que en el seno del club la fecha que se barajaba para su vuelta era la del 6 de enero, por eso "fue un poco sorpresa". A pesar de ese adelanto en los plazos la base reconoció que "estaba para jugar, todo ha ido muy bien, y al final me he recuperado en menos tiempo".
Aún así, no se esperaba jugar, ya que en anteriores compromisos los técnicos ya le habían comentado que estuviera concentrada por si tenía que salir. Finalmente fue el sábado, y "cuando escuché mi nombre para ir a calentar fue cuando llegaron los nervios". Optimista de cara al futuro En un vestuario tan abatido, la presencia de Ouviña es una gran noticia, ya que desprende optimismo en todos sus comentarios. Ha estado mucho tiempo sufriendo desde la grada o el banquillo, pero afirma que las victorias llegarán: "Yo veo que trabajamos bien, pero nos falta algo para ganar. Estoy segura de que este año que va a comenzar traerá los triunfos". Además, y a pesar de su juventud, tiene muy claro qué es lo que necesita el equipo. "Nos falta experiencia, porque somos jugadoras muy jóvenes y eso se nota cuando te enfrentas a conjuntos mucho más veteranos. Eso se ve en que la mayoría de los partidos los hemos perdido al final", destacó.
Con ese pensamiento tan positivo solo falta que físicamente esté al cien por cien, pero las sensaciones son muy buenas. "Estoy bien, voy a ir poco a poco, porque lo que no he hecho en seis meses no lo voy a hacer ahora en pocos días", indicó Cristina, y también añadió que no teme una hipotética recaída: "Los primeros entrenamientos que hice no es que tuviera miedo pero sí que te acuerdas de la lesión, pero ahora ya no porque sé que todo va bien".
Tuvo que reposar muchos meses, pero fue en verano, lo que le permitió "no echar tanto de menos el jugar", y ahora se ha quedado sin vacaciones de Navidad, ya que ayer mismo se ejercitaba con las júnior. Ni siquiera eso le importa: "Como llevaba tanto tiempo sin jugar pues se lleva muy bien".
Aire fresco y de calidad que llega en el momento apropiado. Ojalá sea el talismán. heraldo.es |