La ausencia de la pívot quedó acrecentada por el paupérrimo número de rebotes conseguidos por las vilagarcianas ante el conjunto extremeño, un total de 22, cuatro de ellos ofensivos, por los 35 de su rival. A ello se le sumó la enfermedad de Asurmendi. Además, una de las principales armas del conjunto de Isaac Fernández, como es el apartado defensivo, quedó en evidencia ante una escuadra que promedia 61 puntos por partido. A las visitantes les costó entrar en el partido y los primeros minutos ya presagiaban lo que podía suceder y que nadie esperaba. El juego interior local se impuso a la pareja que formaban Marina Kress y Miriam Herrera, aunque el acierto anotador de los últimos minutos les permitió marcharse por delante en el marcador. En el segundo cuarto la igualdad se mantuvo y no fue hasta después del descanso cuando se produjo la debacle arousana. Las extremeñas salieron con mayor intensidad, dándole la vuelta al partido y adquiriendo sus primeras ventajas ante la pasividad visitante, sobre todo en defensa. En el último cuarto, las vilagarcianas, arengadas desde el banquillo, intentaron la reacción y llegaron a ponerse a ocho puntos a cinco minutos para el final, pero la ansiedad por ganar y la pésima lectura del partido evitó la remontada. Las visitantes comenzaron a jugar a la desesperada, mientras el Extremadura conseguía estar más centrado y a base de tiros libres lograron aumentar la renta que llegó a los 17 puntos después de varios triples, dándole la segunda victoria. |