El Ciudad Ros Casares tuvo un más que plácido comienzo de la Euroliga. El actual finalista de la máxima competición europea arrancó con una victoria ante el Faenza italiano, un equipo corto en efectivos y de escaso porte físico para las lides en las que se ha metido

Fue un partido sin historia. El Ciudad Ros Casares tardó unos minutos en darle al encuentro el ritmo que necesitaba. Fue con la entrada de Palau cuando el equipo comenzó a desperezarse. Cuando el Ros le dio más velocidad a sus acciones, desarboló a un rival que de los símbolos de debilidad pasó a sacar la bandera blanca.

El Ros vuelve a la Euroliga con la intención de llegar a lo más alto, al menos con igualar el mismo papel que protagonizó la pasada temporada jugando la final ante el Spartak de Moscú. Y si quiere volver a estar en sus máximos, deberá afrontar la competición con un plus de intensidad. Pensando en que cada partido suma para los cruces de la siguiente fase. Ayer fue un ejemplo, aunque en la segunda parte hubieron algunas fases en las que las del hiperactivo Real se dejaron llevar.

Sin embargo, el triunfo nunca se puso en riesgo. El Ros Casares tuvo un par de veces a las italianas a diez puntos, casi en el cogote, pero en esos momentos el equipo volvía a pisar el acelerador para ampliar su ventaja en el marcador de la Fonteta.

Milton, cómo no, volvió a ser la mejor jugadora del Ros Casares. La americana llegó cansada de su periplo estival con partidos por todo el continente americano. Ayer fue la clara dominadora del encuentro. Milton es una jugadora de mayores vuelos que el Faenza. Acabó con 18 puntos, cinco rebotes, otras tantas asistencias y cuatro tapones.

Una jugadora que estuvo en lo que de ella se espera fue la griega Maltsi. Físicamente es un portento pese a no ser muy alta. La escolta demostró ayer su Liga es esta y que puede ayudar en el juego exterior a que el Ros llegue a sus objetivos.


Poco público
La Fonteta presentó ayer un pobre aspecto. El horario, las cinco de la tarde, no invitaba que el público acudiera al pabellón. Menos mal que el rival no era de enjundia y que la presión de la grada era algo que, en principio, no iba a hacer mucha falta.

El Ros fue ayer el gran perjudicado de un pabellón que tiene múltiples usos, demasiados. Las valencianas no pudieron jugar hoy, como hubiera sido lo lógico, ya que el viernes hay un concierto del 25 aniversario de Nuevo Centro. Así, es imposible jugar por la noche y montar toda la logística que necesita un evento de ese calado. Pero es que la Fonteta parece más una plaza pública que un recinto deportivo. Sin ir más lejos, este fin de semana está el viernes el concierto, el sábado una actuación de los Lunnis y el domingo por la tarde una ceremonia religiosa... Para ser el único pabellón que tiene la ciudad apto para el deporte de primera magnitud, no está mal el repertorio de actividades organizadas en él.

Aunque buena parte de la culpa de los problemas de esta semana la tiene el Pamesa. El equipo masculino, para no hacer coincidir su estreno en la ULEB con el partido de Champions del Valencia, envió a galeras al equipo femenino.

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