Cuando el asturiano dimitió de su cargo, el pasado 29 de enero, lo hizo para que
el Mann Filter reaccionara y se salvara. Casi está hecho "Me voy porque considero necesario que el equipo cambie su dinámica. Mi
marcha será un revulsivo". Esa fue la explicación que dio Pedro Martínez al
día siguiente de presentar su dimisión como entrenador del Mann Filter. El
asturiano estaba seguro de lo que hacía y el equipo quedaba en manos de su
ayudante, Joan Albert Cuadrat. Quedaban diez jornadas para el final de la Liga
regular. Hoy quedan cinco y la permanencia está prácticamente asegurada.
En los últimos ocho partidos de Pedro Martínez, sólo se había conseguido una
victoria y la derrota ante el Vigo, un rival directo, lo precipitó todo. Desde
que Joan Albert Cuadrat se hizo cargo del equipo, ha cosechado un balance de dos
victorias y tres derrotas. Tras caer en los dos primeros encuentros bajo las
órdenes de Cuadrat (ante Extrugasa y León), a la tercera fue la vencida, con un
importantísimo triunfo en casa del Santa Eulalia. Aquel encuentro marcó un punto
de inflexión con dirección a la permanencia. Después, una ajustada derrota en
Hondarribia con buen juego de las aragonesas no evitó que continuara una
progresión ascendente que culminó con la victoria del pasado domingo ante las
lucenses del Ensino.
Sólo un milagro permitiría al Estudiantes, con cuatro victorias, por ocho del
Mann Filter, acercarse a las zaragozanas y hacer peligrar la salvación. Si ese
milagro llegara a existir para las madrileñas, las de Cuadrat tendrían la
oportunidad de bajar al mundo de la realidad al Estudiantes el próximo 25 de
marzo. diarioequipo.com
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