El Arxil Comervía llegó a ganar por tres puntos a falta de dos minutos y medio para la conclusión del partido contra el Canoe, pero la falta de rotaciones y las lesiones impidieron una gran victoria
El Arxil Comervía rozó una victoria de épica y estética, de las que adornan currículums y tranquilizan necesidades. Pero la falta de oxígeno y de rotaciones hicieron la vida imposible cuando más se agarra uno a ella, al final. Lesionadas María y Verónica y extenuadas por las rotaciones sus compañeras, apareció el rodillo del Canoe, que resuelve por calidad. En realidad, el duelo fue una manifestación permanente de igualdad y equilibrio. El Arxil Comervía llegó a disponer de seis puntos de ventaja en dos ocasiones a lo largo del enfrentamiento (sobre medio centenar, están próximos a ser una barbaridad). Pero el bloque de casa, amparado en los amplios recursos de sus dos estrellas, Laura García y Esther Montenegro, siempre estuvo en el duelo, en el juego. Así se llegó al último cuarto, el de la verdad. Y ahí la realidad volvió a superar a la ficción. Con una ventaja de tres puntos y soluciones inteligentes en ataque (penetración, división y tiro resuelto), el Comervía no pudo mantener su flujo anotador y halló la respuesta del enemigo a la carrera. Entre la mayor frescura local y la falta de acierto en los tiros libres, el enfrentamiento cambió de sino involuntariamente, sin acritud. Un 11-0 en los dos minutos y medios finales oscurecieron un encuentro serio y trabajado de las muchachas de Mayte Méndez, que de haber ganado habrían garantizado ya su permanencia en la categoría durante una temporada más.
diariodepontevedra.com |