que milita en la sección femenina del Dynamo, explica su estancia en la capital rusa.
Los viajes por Europa a veces ofrecen situaciones curiosas. Antes del
Dynamo-Unicaja, la sección de baloncesto femenino del club ruso se ejercitaba en
el luminoso parqué del Krylatskoe. En el banquillo, con el chándal pero sin
participar al convalecer de una pequeña lesión en su pie derecho, una española
que vive en Moscú desde el pasado mes de octubre y juega en el Dynamo: Nuria
Martínez, seguramente la mejor base española del momento.
Curiosa la biografía de Nuria Martínez (Vilassar de Mar, Barcelona, 1984).
Nació un 29 de febrero, así que sólo puede celebrar su cumpleaños con propiedad
cada bisiesto. Normalmente, lo hace el 28, precisamente el día que el Unicaja
jugó en Moscú. Fue melliza con Roser, que también juega al baloncesto, en el
Universitario Ferrol de LF2. Y ahora, tras convertirse en un icono en Salamanca
con el Perfumerías Avenida, al que guió a conquistar varios títulos nacionales,
intenta hacerse a la complicada vida moscovita. Antes del partido, saludaba
amablemente a todo los españoles presentes en el pabellón, especialmente a
Manolo Rubia, el delegado del Unicaja, al que conoce de su etapa en la
selección, cuando han coincido la sección masculina y femenina, caso de los
Juegos de Atenas.
No sólo es propiedad del baloncesto masculino ruso la enorme inversión. Si
acaso, la situación es aún más dominante en el femenino. El CSKA Samara, en el
que juega la otra española en Rusia, Amaya Valdemoro, es el club de referencia.
Pero en el Dynamo, al igual que otros clubes, intenta hacerse un hueco en la
élite continental. Y convenció con un contrato suculento a Nuria, que relata su
experiencia en Moscú. "Vivo a 15 minutos del pabellón y la verdad es que no hay
mucho tiempo para lamentarse con el frío, porque estamos jugando y viajando todo
el día. Hay desplazamientos de 4 ó 5 horas, como cuando tenemos que ir a
Siberia. Es casi como ir a España. El trato del club y las comodidades que nos
ofrece hacen todo menos complicado. Cuando podemos, venimos a ver al equipo
masculino. En la plantilla, hay cinco extranjeras. Una letona y una serbia, que
hablan ruso sin problemas y dos americanas y yo, que tenemos que tirar de inglés
para hacernos entender. Los entrenadores hablan en ruso, pero nos traducen
simultáneamente", comenta la jugadora catalana, que intenta mejorar sus
prestaciones sobre la pista. "No sé por qué, pero en la FIBA Cup (el Dynamo está
en semifinales) estoy jugando bien y en la Liga de aquí no tanto. Llegamos
también a la final de la Copa rusa, pero perdimos contra el CSKA de Amaya. Hablo
con ella a menudo y siempre que nos enfrentamos es una gran alegría. El equipo
es la sección femenina del CSKA de Moscú y están pensando traérselo a la
capital".
Nuria Martínez acumula méritos para emigrar a la WNBA. Las Minnesota Lynxs
tienen sus derechos y ya se entrenó con ellas durante un verano. Antes, se curte
en el frío ruso. Y celebra que equipos españoles, como el Unicaja el pasado
miércoles, visiten de vez en cuando la capital rusa. diariomalagahoy.com
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