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2007/01/07 A MILÍMETROS DE LA FINAL

El Hondarribia-Irun tuvo un último balón para ganar al todopoderoso Ros. El partido empezó con 10-0 adverso y las bidasotarras remontaron 17 puntos

El Hondarribia-Irun tendrá que ver la final de la Copa de la Reina desde las gradas, porque el Ros Casares le eliminó ayer en un partido re-pleto de emoción que se resolvió por la mínima (70-69). Dos tiros libres de Elena Tornikidou a 2:46 destrozaron el sueño bidasotarra, que todavía se alargó hasta que Iziane Castro falló bajo aro un balón para la gloria. El Ros Casares, uno de los 3-4 mejores equipos de Europa, con su deslumbrante plantilla, sufrió de lo lindo para meterse en la final. Estuvo 17 puntos arriba (43-26), pero también se vio eliminado.

Las ansias de revancha por el doloroso 83-48 sufrido en Hondartza el día de Santo Tomás dieron alas al Ros en el arranque del partido. 10-0 señalaba el marcador y la primera canasta en juego de las verdes, de Mujanovic, se hizo esperar casi siete minutos (12-4). La defensa naranja agobiaba hasta hacer fallar 14 tiros de 18 a su atolondrado rival. Pero la entrada de Korie Hlede en pista ayudó a que las bidasotarras pudieran mantener un pulso con su motivado rival, con lo que el incendio no fue a mayores (19-10 al final del primer cuarto).

En el segundo cuarto los dos equipos intercambiaron canastas, pero alguna más metió el Ros. Su renta oscilaba en torno a los trece puntos y se fue a diecisiete poco antes del descanso (39-22). La losa empezaba a ser de las imposibles de mover y en el pabellón jerezano se oteaba la deseada venganza levantina. Por eso todos los que no tenían algo que ver con el Ros empezaron a posicionarse con las bidasotarras. Lo que muchos no sabían es que ese apoyo y la raza de las de Txakartegi les iban a ofrecer un segundo tiempo precioso y con final de infarto.

Otra gran remontada

Si la víspera en semifinales el Hondarribia-Irun había levantado 12 puntos en contra, ayer fue capaz de remontar 17 al todopoderoso Ros Casares. Claro, que eso no se hace en un momento.

Iziane Castro demostró su instinto tirador desde los primeros instantes de la reanudación. Seis puntos de los 17 que metió en la misma sirvieron para dar fuste al primer arreón de las guipuzcoanas. Con el parcial de 3-12, el Hondarribia-Irun bajaba por primera vez de la barrera psicológica de los 10 puntos (47-38) y motivaba el tiempo muerto del rival. El problema fue que Murriel Page se fue al banco al cometer su cuarta falta personal en el minuto 23. No pudo jugar más que 26, cuando promedia 36, y se quedó en dos puntos. Pero incluso con su ausencia tenía ganas de marcha el equipo bidasotarra, al que Laura Antoja dirigía con maestría. Tanto el viernes como ayer, la base catalana supo leer el partido y hacer jugar a sus compañeras.

Hacia el final del tercer cuarto, Castro regaló una gran jugada de robo de balón, contraataque y triple según llegaba. 51-46 y el Ros que empezaba a sentirse ya muy acosado. Toda la responsabilidad en el arranque del cuarto final era para esa inconmensurable Tornikidou (28 puntos, 13 de 17 en tiros de dos y 38 de valoración), porque las otras estrellas parecían encogidas y se encomenadaban a la grandísima jugadora.

Con 61-57, Castro falló un triple y, en menos de un minuto, se pasó de un posible 61-60 al 66-57. ¿Todo perdido? De eso nada. Las bidasotarras siguieron con lo suyo y sprintaron con un parcial de 12-4 que, a falta de 10 segundos, les dio la primera ventaja del partido (68-69). Ahí ya se jugó casi más a ajedrez que a baloncesto, con tiempos muertos y decisiones calculadas sobre las faltas, pero se pitó una sobre Tornikidou y la rusa puso su rúbrica con los dos tiros libres decisivos a falta de 2:46. En ese tiempo, el Hondarribia-Irun atacó bien pero no entró el postrero tiro de Castro. Una pena.

Txakartegi declaró que «el equipo estuvo a la altura. Ya dije que no ibamos a ser convidados de piedra y así fue. En los dos partidos remontamos diferencias muy importantes a dos grandes equipos y estoy muy orgulloso de mis jugadoras, que creyeron en la victoria hasta el final».

El donostiarra creía que «merecimos pasar a la final, pero no siempre el deporte es justo». Se quejó de la rigurosidad a la hora de pitar las faltas a Page y de la última del partido, aunque no quiso cargar contra los árbitros. «Fue un buen arbitraje, pero pitaron una falta que no era en el momento decisivo. Tengo dudas si hubieran pitado lo mismo en la otra canasta». Reconoció que «temíamos una salida en tromba del Ros y no hubo manera de pararlas. Ese inicio y la facilidad con la que jugó Tornikidou fueron las claves».

Real, entrenador ganador, parecía otro derrotado. «Estoy cabreado. Los primeros siete minutos fueron de equipo campeón pero luego jugamos a rachas». Su rival en la final de hoy (La2, 17.30) será el Perfumerías Avenida, que fue siempre por detrás, pero ganó 65-61 al Burgos. El Ros buscará la revancha de la última final

Ros Casares: Elisa Aguilar (9), Allison Feaster (7), Elena Tornikidou (28), Delisha Milton (4), Margo Dydek (11) -cinco inicial- Anne Breitreinek, Laia Palau (7), Noemí Jordaná, Marina Ferragut y Erika De Souza (4). T1: 4-5 (80%). T2: 24-47 (51%). T3: 6-15 (40%). Rebotes (25 y 10). Perdidos: 12. Recuperados: 6.

Hondarribia-Irun: Laura Antoja (8), Iziane Castro (23), Lourdes Peláez (2), Murriel Page (2), Razija Mujanovic (19) -cinco inicial- Ana Suárez, Andrea Csaszar (4), Korie Hlede (11). T1: 18-22 (82%). T2: 24-54 (44%). T3: 1-7 (14%). Rebotes (23 y 12). Perdidos: 8. Recuperados: 4.

IÑIGO ARISTIZABAL
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