El Universitario no estaba dispuesto a dejarse pisotear en su despedida de la División de Honor y, más allá de las limitaciones que cuente como grupo, echó mano de buenas dosis de orgullo para mantener el marcador en un margen, cuando menos, aceptable. Al final, el Barcelona, como estaba escrito en el guión, se llevó el triunfo de A Malata y lo hizo, además, con 24 puntos de ventaja. Pero también es cierto que el grupo local intentó en todo momento que esa diferencia no se disparase.
Algo complicado en uno de esos duelos típicos en los que, sin nada en juego y con ocasión para hacer pruebas, en el caso de uno, y de dar minutos a todas las integrantes de la plantilla, en el del otro, era difícil mantener la tensión en el juego. Buena muestra de ello, las tres personales con las que el Barcelona entró en el último cuarto. Al final, las catalanas elevaron su cuenta a siete, por quince de las departamentales, lo que da una idea del grado de intensidad con el que discurrió el juego.
Y es que, en apenas tres minutos, con un parcial de salida de 0-8, el conjunto visitante dejó patente que no se iba a producir ninguna sorpresa. Las pupilas de Silvia Font, incluso a medio gas, demostraron jugar con una marcha más que muchos de los equipos de LF 1. Por eso, jugando al ralentí, se mueven en unos parámetros de calidad tanto individual como colectiva que desarman a cualquiera. Tras la impresión inicial, y a medida que Maseda comenzó a dar minutos a jugadoras menos habituales, la diferencia se estabilizó en torno a los veinte puntos. Merced, en buena medida, al acierto puntual de las ferrolanas desde la línea de 6,25.
Los seis triples de Raquel Álvarez la convirtieron en la máxima anotadora del partido (18 puntos), coincidiendo su máximo apogeo con un resurgir del Universitario que lo situó a quince puntos de su adversario (38-53) en la recta final del último cuarto. La anécdota no fue a más porque tan pronto el Barcelona no jugó Erika de Souza por precaución abandonó las prisas de las que se había contagiado y recuperó un nivel defensivo óptimo las cosas volvieron al redil.
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