Podrá lograr la permanencia o descender, pero nadie le puede negar al Universitario el esfuerzo que está haciendo para aferrarse a la categoría. Con siete jornadas para el final del campeonato, hacer cuentas para la salvación es demasiado complicado, por eso las premisas del club ferrolano pasan a estas alturas, única y exclusivamente, por seguir dependiendo de sí mismo Y, para ello, resulta imprescindible sumar triunfos en encuentros como el que ayer lo medía al Yaya María, un rival difícil como todos los de LF1 en esta recta final pero más asequible que otros de los huesos que les quedan por delante a las locales. Con el cuchillo entre los dientes, la escuadra departamental saltó a la cancha sabiendo dónde debía hacer daño al Yaya María para bloquear su juego. Su plan no falló. Sofía Ramalho se pegó a una Silvia Hernández que, cuando conseguía despistar a la base lusa, se enzarzaba en alguna de las ayudas derivadas de la defensa ferrolana. Bajo tableros, Moore y Rodionova intimidando atrás, al alimón, se alternaban para frenar a una Jansone desquiciada y de lo más impreciso a la hora de mirar aro. Y así deambuló por la cancha el Yaya María durante prácticamente todo el primer cuarto: sin cerebro que lo dirigiese, ni músculo que le proporcionase puntos. Buena prueba de ello, los paupérrimos ocho puntos con los que cerraron el primer acto las lucenses con un nefasto promedio de 1 de 9 en tiros de dos y siete balones perdidos. No sólo funcionaba atrás la escuadra departamental. Las pupilas de Maseda devoraban cada ataque estático con un notable fluidez y armaban, tan pronto podían, su contraataque para cerrar el parcial con una máxima ventaja de 11 puntos (19-8). Juan Corral puso las pilas a sus pupilas y dio entrada a la veterana Pollini en lugar de Jansone. La presencia de la italiana dio mayor capacidad de rebote a las lucenses y permitió jugar con mayor comodidad a la otra pívot, Nnimdjem. Y, curiosamente, fue sin su estrella letona cuando el Yaya disfrutó de sus mejores momentos de juego. En parte, gracias a una zona que cegó durante algunos minutos al Universitario que volvió a sentir demasiado cerca el aliento de su oponente. 2-9 de parcial y el conjunto visitante estaba otra vez en el partido (28-24). Dos tiros libres de Vrantcheva y se cerraba el segundo acto con seis puntos para las ferrolanas superiores, más precisas, pero incapaces de darle al partido el golpe de gracia. Sin cambios: Con idénticas premisas se consumió también el tercer cuarto. El Universitario seguía apretando los dientes en defensa, pero su ventaja fluctuaba en función de su acierto en la otra canasta. El choque se endurecía por momentos y en un cuarto en el que se cobraron tiros libres en momentos claves, el acierto de las locales fue determinante. Físicamente, el equipo acusaba por momentos tanto el desgaste realizado en los primeros minutos como las secuelas que diversos problemas gástricos dejaron en varias jugadoras. Pero, si unas mermaban su capacidad, otras, caso de María Vilouta o Rodionova, se crecían. El Universitario siempre encontró el recambio adecuado a la hora de asumir responsabilidades y ello, junto a una gran serenidad en los momentos delicados, le permitió afianzarse en el encuentro. El último arreón del Yaya llegó parejo al inicio del último cuarto. 0-8 endosaron las lucenses al cuadro ferrolano y nuevamente dejaron la diferencia en un inquietante 51-45. Juan Corral probó de todo. Sacó a cancha a Nnimjem la pívot había sido la mejor de su equipo en el segundo cuarto, pero no volvió a actuar hasta el minuto 36 y jugó con tres altas y a la siguiente acción lo hizo con cuatro bajitas . Pero el duelo ya tenía dueño para entonces. Un triple de María Vilouta, con 58-52 en el marcador dio la puntilla al Yaya. Quinta victoria y, sobre todo, buenas sensaciones las que dejó un equipo que cada vez se comporta más como tal diariodeferrol.com |