Dos reacciones de casta al final del primer y tercer cuarto fueron las únicas notas positivas de un partido en el que el Universitario nunca se puso por delante en el marcador y adoleció, sobre todo en el primer parcial, de efectividad anotadora. Ni los puntos de Rodionova y Moore ni la capacidad de liderazgo de la base Sofía Ramalho pudieron con la labor de conjunto del Estudiantes

El primer cuarto destacó por la timidez ofensiva del conjunto departamental. El Estudiantes quiso demostrar el porqué de su posición superior en la tabla y arrancó con fuerza y desparpajo de cara al aro, mientras que su rival, además de no poder contrarrestarle en defensa, tampoco estuvo especialmente acertado en la anotación. Buena parte de culpa de este buen arranque del equipo de la Demencia fue de su base Domínguez, que con una extraordinaria creación y dirección del juego llevó a sus compañeras a momentos de franca ventaja (17-6).

A pesar de esos momentos de zozobra, los dos últimos minutos consiguieron al menos aliviar el mal juego mostrado en los compases iniciales del choque. La diferencia se redujo al final del primer cuarto hasta sólo cuatro puntos en una jugada de oficio y garra de las pupilas de Miguel Maseda. A falta de cinco segundos, y luchando bajo el aro, Sofía Ramalho consiguió sacar una falta en la que los árbitros dieron como válida la canasta y el posterior tiro adicional fue dentro, pareciendo así que su moral se podría reavivar de cara a los segundos diez minutos.

Pero nada más lejos de la realidad. La reanudación trajo más dominio local y pronto el marcador empezaría a resentirse. Nada parecía que pudiera parar las embestidas del Estudiantes aunque, si bien esto era cierto, también lo fue que el Universitario comenzó a estar más centrado y consiguió puntuar con casi la misma asiduidad que su contrincante. La principal clave para esta circunstancia estribó en que el técnico local, Alberto Ortego, quiso aumentar su efectividad bajo el aro y elevó la media de centímetros de su equipo. Por el contrario, Miguel Maseda se mantuvo fiel a su esquema y, aunque de esta manera sus pupilas se vieron imposibilitadas de frenar los tiros bajo canasta de las colegiales, como moneda de cambio recibió casi los mismos puntos con tiros de zona. El cuarto, de hecho, sólo lo ganaron por dos puntos las locales pero, eso sí, dicha diferencia elevó hasta seis la desventaja total (35-29).

Reacción > La reanudación no trajo nada de especial al partido y, desafortunadamente para los intereses departamentales, su juego no mejoraba y la iniciativa del mismo correspondía al Estudiantes. Sin embargo, lo más sorprendente estuvo en el resultado que reflejó el electrónico al final del cuarto. A falta de tan sólo un minuto para la finalización del mismo la diferencia se elevaba hasta los diez puntos, pero fue entonces cuando surgió la figura de Raquel Álvarez. La alero lucense encadenó dos triples consecutivos, uno de ellos sobre la bocina, para, igual que ocurrió al término del primer cuarto, acercar a su equipo a cuatro puntos (48-44) y, sobre todo, darle alas de nuevo para encarar los últimos minutos del choque. Sin embargo, las ilusiones pronto se fueron al traste con un comienzo arrollador de las estudiantiles.

Hasta cinco jugadas seguidas de ataque finalizadas con éxito dejaron un parcial de 11-0 que permitiría marcar una diferencia constante para lo que restó de contienda. No cejaron en su empeño, a pesar de todo, las ferrolanas pero a cada pequeña reacción que daban éstas contestaban las madrileñas con otra similar que estancó la ventaja en torno a quince puntos (63-48) que resultaban casi decisivos.

Los minutos finales fueron de puro trámite, puesto que ya todo estaba decidido, y sólo hizo confirmar la derrota del Universitario, que deberá olvidar cuanto antes este traspiés y centrarse en los encuentros que se le avecinan ante rivales directos como PDV Santa Eulalia -el sábado en A Malata-, Cadì La Seu y Yaya María

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