Logroño, ¿alfa y omega del Al-Qazeres en la Liga Femenina de baloncesto? No, claro. Estamos todavía en diciembre y tras el choque de esta tarde (19.00 horas) ante el Campus Promete faltarán 15 jornadas para el final, pero por mucho que se le intente restar tensión, este partido de hoy tiene su inevitable dosis de dramatismo.

Con solo una victoria en las diez últimas jornadas, las alarmas rojas ya se han encendido en el conjunto extremeño, que necesita una victoria ante un obvio rival directo para la permanencia, un colista que únicamente ha sumado un triunfo. En una ironía del destino, el choque se disputa en el mismo escenario donde el Al-Qazeres, a finales del pasado mes de abril, consiguió el histórico ascenso.

El sueño se está convirtiendo en pesadilla. Se sabía que iba a ser una temporada complicada: escaso presupuesto, un equipo en el que no sobra la experiencia y mucha competitividad en los oponentes. Pero se confiaba en que los partidos ganados no se espaciasen tanto en el tiempo, sobre todo tras una prometedora pretemporada.

¿CUESTION DE RITMO? Pues no. Si se ha demostrado algo es que el Al-Qazeres, hoy por hoy, está uno o varios peldaños por debajo de la mayor parte de equipos de una liga en la que se juega a un ritmo muy superior. El equipo está intentando remediarlo, añadiendo la presencia de Karla Gilbert y la velocidad de Fatou Diang, pero no hay que olvidar que las sustitutas de Afure Jemerigbe y Lady Comfort apenas llevan diez días en el equipo.

Al igual que una derrota supondría un golpe duro y caer a la última posición de la tabla, la victoria sería un impulso importante, pudiendo salir incluso de la zona de descenso.

En esta jornada ha perdido el Rivas (63-65 frente al Bembibre), el Mann Filter 72-65 en Zamora) y el Gran Canaria (56-77 ante el UPV). Son tres equipos que llevan tres victorias y con los que igualaría el Al-Qazeres en el caso de que hoy, como ocurrió aquella inolvidable tarde de domingo hace unos meses, venciese.