El Universitario Ferrol disputó ayer dos partidos diferentes y ante dos rivales distintos. Así, además de frente a un Zamarat que jugó descaradamente con su superioridad en centímetros y kilos en la pintura, las ferrolanas tuvieron que verse las caras con un dúo arbitral que se mostró errático en la señalización de las personales -las castellanas recibieron en total diez faltas, seis de ellas señaladas a dos jugadoras-, "olvidó" algunas normas fundamentales del juego -como los tres segundos- y, en general, no se involucró en detener según que acciones cuando la ocasión lo hubiera requerido.

Las ferrolanas no son completamente inocentes de la derrota, puesto que realizaron una mala primera parte, en la que echaron demasiado de menos a Stallworth en ataque -se cargó de faltas en los minutos iniciales y tuvo que irse al banco- y no mostraron la intensidad de otras veces en la presión sobre el balón. A pesar de ello, el encuentro llegó al descanso con números "manejables" (25-36).

La reanudación trajo un Universitario completamente distinto. Con tensión, con ambición en defensa y corriendo el contraataque, las de Lino López no solo consiguieron secar al Zamarat, sino incomodar en general su juego, remontando además poco a poco pero sin pausa hasta firmar un parcial de 15-2 y llegar, posteriormente a ponerse por delante (40-38). Pero ahí regresaron los gestos más agresivos de las visitantes, varias jugadas que los colegiados deberían haber resuelto de otra forma y errores propios que impidieron que la recuperación se convirtiese en definitiva. Las visitantes se recobraron y, a pesar de que no fueron capaces de despegarse hasta el final, consiguieron llevarse una discutible victoria de pabellón ferrolano.

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Sumar cuatro victorias en la Liga Femenina supone tener prácticamente media permanencia asegurada y además, para el Zamarat, colocarse en una brillante séptima posición, a una sola victoria del play off por el título. El triunfo alcanzado ayer por el equipo naranja en Ferrol es de los que no se pueden perdonar porque se trataba de un rival directo en la lucha por la permanencia al que no conviene darle alas, un viejo conocido de antiguas batallas en LF2 que acumula mucha experiencia competitiva y ante el que el Zamarat no podía cometer el más mínimo error.

Y lo cierto es que las zamoranas volvieron a cuajar, como el pasado sábado, un partido completo en el que prácticamente no tuvieron lagunas de juego si exceptuamos el bajón que se produjo al comienzo de la segunda parte pero que el equipo supo solventar pronto para salir fortalecido y lanzado hasta este triunfo de enorme prestigio que puede suponer el apartarse definitivamente de la zona complicada de la clasificación.

El partido de ayer parecía reservado para la que había sido la gran triunfadora del encuentro anterior contra Cáceres, la holandesa Natalie Van den Adel que, además, se volvía a ver obligada por las circunstancias, por la lesión de Marina Delgado que fue duda hasta última hora y al final tuvo que jugar a la fuerza independientemente de que estuviera recuperada o no de su lesión muscular. Van den Adel sufrió un esguince de tobillo cuyo alcance se desconocía al cierre de esta edición pero, en todo caso, la primera impresión no fue demasiado negativa.

La lesión de la base de la selección holandesa trastocaba teóricamente los planes del Zamarat en Ferrol, pero este equipo está demostrando que dispone de suficientes recursos como para afrontar con garantías cualquier circunstancia negativa ya que su principal virtud es su versatilidad en todos los aspectos, tanto para que la escolta Ylenia Manzanares asumiera ayer el puesto de directora de juego durante muchos minutos, como para que la anotación que tendría que aportar Van den Adel ayer, la asumieran otras compañeras que todavía no han dado todo el baloncesto que llevan dentro como fue ayer el caso de Dragana Svitlica o Sofía da Silva.

Era previsible y se cumplieron los temores del propio entrenador del Universitario, Lino López, quien destacaba en la previa del choque la superioridad en centímetros del Zamarat sobre su equipo, y ahí estuvo la clave del encuentro, obligada además por el día gris en el tiro que sufrieron ayer las especialistas Carol Durbin (0/5 en triples) o Daria Mieloszynska (0/4).

Era un día para Sandra Pirsic que no iba a encontrar una rival de similar envergadura, pero al final lo fue más de Silva y Svitlica que supieron moverse mejor en las aguas del poste bajo frente a las norteamericanas Haley Peters y Denesha Stallworth que fueron las que todos esperábamos, pero estuvieron demasiado solas en el juego interior, sobre todo en defensa.

Y la demostración de que este equipo va a más y de que, pese a su juventud, tiene tablas para jugar con serenidad los momentos decisivos, quedó patente ayer en la segunda parte del partido jugado en la ciudad departamental gallega.

El Zamarat había llevado encarrilada la primera mitad con ventajas de hasta once puntos pero el Universitario regresó del paso por vestuarios muy centrado en la intensa presión en la subida del balón ante una Ylenia Manzanares que tenía que recurrir a toda su casta para realizar una función para la que no estaba llamada en principio. Fueron minutos de desconcierto zamorano que, ni siquiera un tiempo muerto de Juan de Mena pudo parar. El Universitario se despachaba con un parcial de 15-0 para colocarse por delante en el marcador con 40-36 en el minuto 25. Pero el Zamarat supo reaccionar rápido, esta vez por medio de Svitlica que firmó dos canastas consecutivas para equilibrar de nuevo la contienda.

El equipo naranja tomó buena nota y ya no volvió a salirse del guión, cerrando el tercer cuarto de nuevo por delante con 44-50.

Marina Delgado regresó a la cancha y todo volvió a funcionar con normalidad pese a que el Universitario se acercaba de nuevo a 51-52. Entonces, las interiores del Zamarat asumieron la responsabilidad y demostraron de nuevo su superioridad.

Un triple de Svitlica fue definitivo para poner el 53-61 y los dos últimos minutos se diluyeron en un correcalles que las zamoranas supieron controlar para salir victoriosas una vez más