¿Qué supone asumir la capitanía?
Es una responsabilidad más y sobre todo un honor y un orgullo. Te da otro empaque, pero estoy rodeada de compañeras con las que he crecido y eso hace que todo vaya rodado.
¿Qué valores hay que salvaguardar?
El valor humano. Nuestro estilo, dentro y fuera de la pista, es la solidaridad y el corazón. Llevarnos bien y pelear cada pelota. Ese es el sello de la casa. Recogemos el trabajo de Elisa [Aguilar] y Amaya [Valdemoro] e intentamos transmitir la esencia de un grupo muy unido y con un estilo muy reconocible. A veces ves equipos en los que la gente se mira mal y no tienen buen rollo.
Aquí hay muy buen rollo.
No vale solo con eso, pero es una base crucial. Tenemos una media de edad muy joven, pero son gente con mucho recorrido en este grupo. Marta [Xargay], Sancho [Lyttle], Alba [Torrens], Silvia [Domínguez] y Lucas [Mondelo] ya estaban juntos en el Salamanca que ganó la Euroliga en 2011. Todas tenemos un lenguaje muy parecido. Yo he venido de Praga de estar muy a gusto en mi equipo, pero aquí te miras a los ojos y sabes lo que quiere hacer cada una, donde hay que dar el pase. Es estar en casa otra vez y todas sentimos lo mismo. Al estar la mayoría fuera, llegamos con más ganas de selección.
¿Les ha afectado el fracaso de los chicos?
Fue un palo durísimo, pero hay que reciclarlo en positivo. Lo que nos queda a nosotras es poder dar una alegría a la gente. A ver si podemos arreglar el panorama. Nuestro objetivo no es jugar la final contra Estados Unidos, eso sería soñar, pero nos ha dado una lección muy importante. Venimos de ser campeonas de Europa, pero hay que estar muy tranquilas. Menos en el último Mundial en el que logramos el bronce, nunca hemos pasado de cuartos. La historia dice que, aunque en los últimos años hayamos subido el nivel, no hemos peleado entre las mejores en los Mundiales. El objetivo de llegar lo mejor posible a cuartos para tener unos buenos cruces. Hay que centrarse en eso.
¿Qué les pasó?
El día de Francia no se metieron nunca en el partido. El rival hizo muy bien los deberes y España no encontró nunca el equipo. No se ayudaron para encontrar una salida. Los vi aislados, cada uno con su batalla.
¿La lección es la prudencia?
Nada hace fracasar más que el éxito. Nosotras en Polonia en 2011 sufrimos el fracaso de nuestras vidas en el Europeo y nos quedamos fuera de los Juegos. Éramos las mejores, venía Sancho, los equipos españoles dominaban la Euroliga y parecía que íbamos a partir la pana y luego mira. Ni pana ni nada. El éxito dura poquísimo y el fracaso se te queda grabado a fuego. A los chicos les va a costar tiempo superarlo.
¿Cómo se encuentra el equilibrio entre la ambición y la prudencia?
Poniendo el contador a cero. Nosotras no hemos sido campeonas de Europa mil veces. No venimos de allí, hemos llegado allí con mucho esfuerzo y en el último suspiro. Hicimos un campeonato excelente, pero, o estamos a ese nivel, o no te puedes plantear metas superambiciosas. No vamos tan sobradas. Tenemos a Alba y a Sancho que son campeonas de la Euroliga, y un gran equipo, pero si no conseguimos ese nivel de excelencia olvídate.
Empezó en 2002 en el Mundial de China, ¿qué ha cambiado?
Aquel baloncesto español no era el de ahora. Para nada. Nuestro juego siempre se ha basado en correr aprovechando el talento de los jugadores exteriores. Tiramos de los flaquitos jugones porque por dentro siempre hemos ido muy justitos. Pero físicamente la gente ha mejorado mucho. Ahora salen jugadoras de 1,92 como Alba que juega como un tamagotchi. Antes teníamos a Amaya que era una tía muy especial que se movía muy bien para lo grande que era. No hemos crecido mucho en centímetros, pero sí en mentalidad, en profesionalidad y recursos. Yo tengo 35 y estoy aquí jugando y el año pasado estaba Amaya. Estamos más tiempo porque estamos más cuidadas.
¿Emigrar es un valor añadido?
Emigrar da muchas cosas. En los momentos de crisis y revuelo está bien romper con todo. Cuando el Ros desapareció pensaba que se me acababa la vida y ahora estoy contentísima de que aquello sucediera. Pasé de ganar la Euroliga al abismo de buscarme la vida en Polonia; del sol y la paellita de los domingos a una zona minera con poca luz y 20 bajo cero. Aprendes a aprender. Tienes que buscar recursos que no sabías ni que tenías. Te redescubres y descubres que hay más mundos. Ahora sé que no volveré.
Jugó un año en el Polkowice y el pasado en Praga, ¿por experiencia y comparación cual es el nivel del baloncesto español y de sus jugadoras?
En Polonia iba de buena (risas). Todo giraba alrededor mío y de la americana. Tenemos un gran nivel. La Liga española se desmonta. Cuando no hay competencia los equipos bajan de nivel, pero la selección es la referencia.
Faustino Sáez
elpais.com