Desde que a los once años se decantó por el baloncesto tras probar otros deportes y, de manera prematura a los catorce, empezó a entrenar a los más pequeños de los Maristas de Vigo, Rubén Domínguez no ha dejado de vivir intensamente el baloncesto ni un solo día de su vida. Lleva entrenando ininterrumpidamente casi dos décadas habiendo pasado por todas las experiencias necesarias para una formación completa. A la dejugar hasta liga EBA unió la de entrenar en formación, la de ser Ayudante en diferentes equipos hasta llegar incluso a serlo de Paco García en ACB. La de entrenar masculino en las diferentes competiciones FEB, Femenino también en Liga Femenina y Liga Femenina 2 e incluso vivir algo ahora tan habitual como tener que ejercer, aunque fuera durante unos meses, en el extranjero.
Ha vivido las felicitaciones que suelen acompañar al entrenador cuando los resultados son favorables y también la incomprensión cuando lo dejan de ser. Lo único que le falta a Rubén Domínguez, por suerte para él y para que esa "formación" fuese completa del todo, es pasar algún tiempo esperando una oferta ya que cuando fue cesado de un equipo, a las pocas horas le estaban proponiendo entrenar otro. Por deformación profesional - licenciado en psicología y ejerciendo - su análisis busca siempre una reflexión sobre conductas, sobre reacciones, sobre los estímulos necesarios para saber digerir las diferentes realidades que rodean la tarea de entrenar y para saber dirigir en función de las características de cada uno de los miembros del grupo. "Lo bueno, también lo malo, que tiene el deporte es que el pasado no existe. Uno, a lo largo de su vida como entrenador debe estar preparado para ir asumiendo y afrontando las diferentes situaciones con tranquilidad, sin que nada signifique un trauma. Los éxitos son efímeros y lo que siempre queda es el trabajo que construyes".
Tuvo como referentes en sus inicios a entrenadores invisibles para el gran público pero fundamentales para aquellos que se benefician de sus primeras enseñanzas, "esos capaces de transmitir la ilusión para empezar y los métodos para trabajar mejor" y sí va a buscar a uno claramente reconocible como es "Vicente Rodríguez "Cholas", quien me enseño mucho". Poco a poco este técnico vigués, actualmente al frente del Portomar Cortegada, "un club que ha adecuado muy bien a las diferente situación económica en la que vivimos y por lo tanto ha adaptado sus objetivos a la realidad actual", ha ido reflexionando sobre las diferentes reacciones y formas de dirigir equipos, primero entre jugadores y jugadoras, "más allá de aspectos físicos y de según que forma de expresión en mi vocabulario, no he cambiado mucho cuando he entrenado masculino o femenino" y sobre generaciones. "En el deporte en sí los estímulos van cambiando continuamente por lo que hay que saber atender a lo que realmente es importante. Para obtener un mejor rendimiento pienso que es fundamental la capacidad de concentración. Hay que enseñarle a los jugadores y jugadoras jóvenes a no despistarse, a no dispersarse mentalmente. Los deportistas en general, los buenos deportistas, son los que tienen esa capacidad para focalizar la atención en lo decisivo en ese momento".
Hay varios entrenadores y entrenadoras de baloncesto que o bien se han licenciado de psicología o están por hacerlo y la razón no es otra que la labor de dirección de grupo va muy relacionada tanto con los conocimientos de la materia en sí como con en una ciencia, hasta ahora llamada asociada al baloncesto pero que ya casi se integra como un elemento más. "Es que en la labor del entrenador es muy importante diferenciar espacios porque de la misma manera que en la pista hay una relación de exigencia fuera de ella debe crearse un ambiente de cercanía, de ir ganando progresivamente la confianza". Y en una Liga Femenina 2 con una ambigua relación de vocación y exigencia profesional esos matices se hacen todavía más importantes. "De lo que se trata es de ayudar a las jugadoras a rendir en una competición de un nivel de exigencia muy grande donde compiten muchos equipos de un potencial similar y donde hay muchas jugadoras jóvenes asumiendo mucha responsabilidad. Es una liga que sirve para crecer desde la equivocación, algo fundamental para aprender. En general, el nivel competitivo de la Liga es muy bueno".
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