Doble campeona de Europa con la selección cadete, pertenece a una generación, la del 89, que está llamada a cambiar la historia del baloncesto femenino español. Esta temporada compite con las senior en la Liga Femenina 2

"No estamos trabajando contigo para que seas la mejor cadete, sino para que acabes siendo la mejor senior». Ramón Jordana le mandaba ese mensaje, exigente, ambicioso, a Alba Torrens, esta joven futura estrella con capacidad para vivir los partidos en otra dimensión muy superior a la mayoría de las jugadoras de su edad.
Todos coinciden en que habrá un antes y un después de la generación femenina del 89. Tal y como sucedió con la masculina del 80, un grupo de jugadoras extraordinarias, tanto por su calidad física y técnica como por su personalidad en la pista puede convertir el baloncesto femenino español en una de las indiscutibles potencias del mundo. Mucho más incluso de lo que lo es ahora.
Una remesa de jugadoras que desde categoría cadete están mostrando su talento. Un equipo que desde los campeonatos internacionales ha adquirido esa mentalidad ganadora imprescindible para competir a máximo nivel. Y claro, como siempre sucede, de entre todas las futuras estrellas, hay un nombre propio que pone a todos los especialistas de acuerdo: Alba Torrens.

Nació en Mallorca y estudió en el mismo colegio, el San José Obrero, (¿casualidad?) que Marta Fernández, la jugadora internacional del UB Barça.
Muy pronto el programa de detección de talentos la captó para becarla en la Siglo XXI, esa maravillosa fábrica de jugadoras de baloncesto. Una vez en la Residencia Blume donde vive, estudia, entrena y juega, comenzó a destacar en la selección cadete donde se ha proclamado dos veces campeona de Europa.

Esta temporada, siendo primer año de junior ya compite con seniors en Liga Femenina 2, junto a otras extraordinarias jugadoras como Jail Freixanet, Laura Nichols, Carla Agulló, Georgina Bahí, por citar solo algunas. Sus entrenadores coinciden en afirmar que si mantiene su progresión se convertirá en una de las jugadoras más determinantes del baloncesto español.

«Si mantiene su capacidad de aprendizaje, algo en lo que estamos trabajando, sí es cierto que puede convertirse en una jugadora única», afirma Jordana, quien mejor la conoce sobre una pista de baloncesto.

Y es que Alba Torrens, escolta de 1.90 metros, con capacidad para jugar incluso de base, se mueve en la pista con una explosividad impropia del baloncesto femenino, uniendo a su técnica una capacidad atlética que la convierte en una jugadora con un futuro ilimitado. Ya ahora, con 16 años cumplidos en el mes de agosto, es una de las mejores anotadoras de su equipo y la segunda mejor reboteadora. Despierta admiración por un juego espectacular como no se había visto a ninguna jugadora. Ese entorno adulador es quizá lo que más y mejor debe controlar la joven Alba de cara a su progresión como jugadora senior. Como le recuerda continuamente Ramón Jordana, «no debe dar más importancia a la admiración que generan algunas de sus acciones que al convertirse en una jugadora de baloncesto capaz de hacer siempre las cosas bien». Alba es receptiva y entiende ese mensaje. Si sigue trabajando con humildad, lo conseguirá.

feb.es