
Teresa Seco, Patricia Riverés, Arancha Calvo o Carolina Esparcia son nombres que forman parte de la leyenda de la gran cantera de baloncesto del Stadium Casablanca. Todas ellas tienen como nexo de unión en el último lustro a Álex Cebrián, el técnico con el que la entidad ha logrado después de dos fases de ascenso llegar a la cima de la categoría, la Liga Femenina, devolviendo a la capital aragonesa a la división que por historia se merece. El filón del Casablanca crece año a año de forma continua. Ese gigantismo le ha hecho contar en la temporada que está a punto de terminar con 29 equipos escolares y federados, conducidos por 40 técnicos.
El ejemplo a seguir en esta factoría que ha dado tantos frutos en el básquet femenino es Elena Dieste, la base del Clickseguros Casablanca. La jugadora de 18 años comenzó a practicar baloncesto a los 7 años en Pompiliano con el popular Willy Tisaire. Y siendo alevín de primer año se vinculó al Stadium.
"Todos los equipos de abajo saben que tienen una meta clara y esa posibilidad no la tienen otros clubs. Los jugadores que vienen aquí tienen futuro", dice Dieste.
El modeloLa zaragozana es de la misma quinta que Carolina Esparcia. Ha formado parte de todas las selecciones aragonesas y ganó el Nacional de minibásquet el año 2007 en San Fernando. El curso que viene llega el gran reto para Dieste, la Liga Femenina.
"Lo veo como un salto muy grande. Es difícil para mí, pero tengo posibilidades". Su referencia es Paula Palomares.
"Me encanta su forma de jugar y es una líder en el equipo", aclara Dieste. Palomares ha sido este curso un pilar del Clickseguros con Esparcia y García. Ya jugó en Liga Femenina con Canoe, Filter y Obenasa. Lleva tres años en el Stadium.
"Esta ciudad se merece un equipo en Liga Femenina. Este es un club muy familiar y espero que sigan con esta filosofía. Y la gente que venga se quede muchos años. Estoy encantada aquí, entreno a niñas y tengo muy buena relación con todos. Es un club familiar y esto es la clave. Aquí hay una estabilidad increíble y solo te tienes que dedicar a jugar", dice la escolta madrileña.
Carlos Navarro es el delegado de la sección desde hace dos años. Sus raíces en el básquet están en el Calasancio.
"Lo que mas gratifica es ver sonreír a una niña cuando mete una canasta. El baloncesto base es el baloncesto en estado puro. Lo más complicado es marcar una línea a seguir. Tenemos mucho margen de mejora. La filosofía es anteponer el trabajo bien hecho a los resultados e intentar que nuestros equipos referentes de EBA y Liga Femenina se alimenten de nuestra cantera", afirma.
Los colegios tienen mayor facilidad para captar a los niños.
"Lo cómodo es practicar deporte en los colegios y nosotros tenemos más dificultades en categorías menores para crecer en la pirámide. Hasta que el niño es más autónomo, requiere el esfuerzo del padre para traerlo aquí. Pero por instalaciones y técnicos damos un valor añadido con respecto al resto de canteras", explica Navarro.
El delegado espera que ese gigantismo con 350 jugadores no se llegue a comer a esta sección que tiene tanta tradición.
"Tenemos problemas de dimensionamiento, puesto que contamos con el pabellón y pistas exteriores. Encajar las piezas del puzzle es especialmente complicado", reconoce.
R. MARTÍ
elperiodicodearagon.com