(noticia de ayer) En uno de los primeros entrenamientos con el Canoe, Amaya Valdemoro entró a canasta. Le pusieron un tapón, pero la compañera que se lo colocó pitó falta. Fue la alero quien dijo que había sido legal. Ese es el respeto que despierta la mejor jugadora española de la historia en su nuevo club. Su llegada ha despertado una expectación que se confirmará esta tarde cuando debute en la Liga Femenina 2 frente al Gernika. Se espera llenazo.

Salvando las distancias, sería como si Pau Gasol juega en la Adecco Oro. "A mí no se me caen los anillos por estar aquí. El destino te lleva a situaciones inesperadas, pero es la decisión más acertada que he tomado en mucho tiempo", confiesa Amaya, de 36 años. Su objetivo es jugar el Europeo con la selección y para eso tenía que estar en forma. Llamó al Canoe, les propuso ayudarles en su intento de ascender y ellos la hacían competir. Todos contentos.

La alero ha recuperado la pasión por el baloncesto que perdió en Turquía. En lo deportivo fue bien -13,5 puntos de media en Euroliga-, pero un presidente dictatorial, los problemas físicos y la lejanía de los suyos la llevaron al borde de la depresión: "Tenía un bloqueo psicológico. Había perdido la ilusión por jugar. No quería saber nada del baloncesto, con todo lo que me ha dado".

Perder dinero, ganar salud

Desconectó en Brasil y volvió con la mente limpia. En casa, todo se ve mejor. Incluso jugando gratis. "Perderé dinero porque rechacé ofertas, pero ganaré en salud", dice. Los médicos de la selección trabajan en el Canoe. Ellos cuidarán de su castigado cuerpo: operaciones en rodillas, muñecas, un hombro... "Me levanto por las mañanas y estoy coja. Me pongo tacones para un acto y me sale una contractura", cuenta.

Son las secuelas de 21 años de partidos casi sin descanso. Es internacional desde los 17 y sólo se ha perdido un verano de selección y por una lesión. Tanto esfuerzo se nota. Por eso no podrá entrenar como el resto de compañeras. Trabajará con ellas martes y jueves. Lunes y miércoles estará con un preparador físico personal y hará pilates para corregir posturas. Antes de llegar al Canoe, ya estaba a régimen. Ha perdido cuatro kilos.

Todo merecerá la pena si llega al Europeo. Las puertas de la selección las tiene abiertas independientemente de dónde juegue. ¿Y después? "Casi seguro que me retiro. Me gustaría jugar hasta los 43, pero si lo dejo es por los problemas físicos. Me encanta esto. El baloncesto es mi vida", asegura.

Antes jugará unos cuantos partidos con el Canoe. El primero, hoy. Lucirá el número 33 -el 13 estaba ocupado- y las ganas de una rookie. "Estoy emocionada. Tengo tantas ganas de empezar a jugar que estoy hasta nerviosa. Fíjate: ¡A mi edad!", bromea.