Las viguesas conseguían anotar con relativa comodidad en los primeros compases del encuentro, tanto desde dentro de la zona como desde fuera. De hecho, los 21 puntos de los primeros diez minutos reflejan claramente la superioridad viguesa.

El nivel se mantuvo en defensa. El Arxil intentaba jugar interior hacia la canadiense Zara Huntley, pero no estaba acertada. El equipo pontevedrés estaba bloqueado, y eso lo aprovechó el Celta para comenzar a abrir brecha en el marcador.
En los segundos diez minutos, el equipo de Carlos Colinas se mantuvo por delante, aunque lógicamente no fue capaz de llevar el mismo ritmo de juego. Arxil ya no se preocupaba de jugar solo para Huntley, con lo que comenzó a ver aro.
Sin embargo el Celta se mantenía fuerte en defensa, con lo que a las pontevedresas les costaba anotar. A pesar de todo, el Celta no había conseguido romper el partido (32-25 al descanso).
Los primeros minutos del tercer cuarto tuvieron un nombre propio, el de la viguesa Laura Alonso, que anotó los siete primeros puntos del Celta, con lo que las diferencias aumentaron. A medida que se sucedían los minutos, el cansancio comenzó a pasar factura. Nadie tenía las ideas claras en ataque, con lo que las opciones de tiro eran menores.
Esta circunstancia benefició al Celta, que al mantenerse con un colchón de diez puntos pudo capear el temporal. De hecho, el parcial del cuarto lo dice todo, 9-6 para las viguesas, con el festival de Laura, que fue quien anotó los nueve puntos de las celestes.
El Celta inició los últimos diez minutos de juego con diez puntos de ventaja en el marcador, 41-31, pero con los dos equipos ofuscados. A cinco para el final, el parcial del cuarto era 2-4, y los puntos de las viguesas no podían ser de otra más que de Laura. El juego era malo, y eso, seguía beneficiando a las célticas que aprovecharon la ventaja con la que llegaron al último cuarto.
Colinas pidió un tiempo muerto a 2:39 para el final y con un parcial de 43-36. El objetivo era claro, que las jugadoras tomaran aire y refrescaran las ideas. El Celta se colocó en una zona que desesperó todavía más a las pontevedresas, mientras que en ataque buscaron agotar las posesiones para que el tiempo se acabara y certificar la victoria.