Ocho jugadoras del sénior femenino del club rojinegro critican con dureza al técnico. En febrero pidieron su cese inmediato
La reciente dimisión de Joan Cortina como directivo del Reus Deportiu por sus diferencias sobre el funcionamiento del baloncesto rojinegro y la carta de protesta de los padres de un 80% de jugadores de la base por idéntico motivo han dejado al descubierto en los últimos días los graves problemas internos por los que atraviesa la histórica sección de la entidad. El club ha presentado ya un nuevo organigrama con vistas a la próxima temporada para tratar de paliar esas deficiencias, pero ahora ha trascendido que ese malestar también se habría vivido entre la mayoría de las jugadoras del primer equipo femenino y su entrenador a lo largo de toda la temporada. Berni Rubio, técnico de esa plantilla y hasta ahora coordinador de la base, se halla envuelto por toda esta polémica.
Una carta que ocho de las diez jugadoras del equipo firmaron y presentaron a la directiva del club, con fecha 14 de febrero de 2012, y a la que ha tenido acceso el Diari, destapa esas fuertes tensiones que al parecer existieron entre el entrenador y el grueso de la plantilla del Cravic Reus, máximo representante provincial en su primera campaña en la LF-2. En el escrito las firmantes no sólo denunciaban las situaciones vividas y criticaban con enorme dureza la tarea y proceder de Rubio, sino que pedían su cese inmediato «por el bien del club».
Falta de actitud
Las jugadoras, que encabezaban su carta asegurando «estar quemadas» ya a esas alturas, cuestionaban de entrada la preparación de los partidos: «No se hacen scoutings de los rivales, una herramienta muy importante para preparar bien cada partido», señalaban, además de admitir que «el propio entrenador ha preguntado algunas veces en qué posición de la Liga estaba nuestro rival, lo que demuestra su implicación y competencia».
También ponían en entredicho su actitud en los entrenamientos. «Ni nuestros ejercicios son productivos ni nos corrige...»; «los entrenamientos están mal planificados, no se hacen según la lógica del calendario competitivo ni semanal...»; «no hay un horario definido ni definitivo y tenemos que enterarnos de la hora del entrenamiento vía mensaje de móvil pocas horas antes». Y sus decisiones en los partidos: «Ni se piden minutos cuando toca, ni se realizan los cambios adecuados, ni se trata con el mismo respeto a las jugadoras...».
Ponían además en tela de juicio algunas de las decisiones de Berni Rubio como la elección de la capitana, Natalia Arias: «Fue asignada por él mismo antes del primer entrenamiento de la pretemporada, cuando debe ser escogida por el grupo por votación, ya que es una pieza importante dentro del vestuario para la correcta comunicación con el entrenador y para dar el apoyo correcto con las jugadoras. Luego eso no se cumplió». La mencionada Arias fue una de las pocas jugadoras que no firmó la carta.
Motivo de queja también eran otros aspectos sobre el funcionamiento y organización del equipo. «No tenemos segundo entrenador, que es necesario...»; «el fisioterapeuta no está casi nunca en los entrenamientos y las propias jugadoras debemos vendarnos, aplicarnos las cremas...»; «el planteamiento de los desplazamientos es inhumano. No podemos rendir levantándonos a las seis y después de diez horas de autocar encima jugar el mismo día del partido...».
La imagen del club
La carta concluía de forma contundente: «Rubio mancha la imagen del Reus Deportiu. Hasta los últimos años era fuera del club, donde nadie habla bien de él, pero en la actualidad también sucede en la propia sección... Somos las primeras en expresar nuestro desacuerdo con el sr. Rubio, pero no somos las únicas que lo sentimos».
Ayer, dos de las jugadoras firmantes reconocieron que además, tras esa carta «se produjeron represalias». Y citó el desplazamiento a Palma, donde cuatro de las firmantes que mantuvieron su posicionamiento con respecto a Berni hasta final de temporada no viajaron. «Nos dijeron que había limitaciones presupuestarias, pero luego nos enteramos que quienes viajaron lo hicieron el viernes para jugar el partido del sábado y volvieron el domingo. Organizando el viaje de otro modo podíamos haber acudido todas», denuncian.
A pesar de la gravedad de las acusaciones la nueva directiva del Reus Deportiu, que en el momento de recepcionar y analizar la carta llevaba dos meses y medio en la entidad, mantuvo en el cargo al técnico, a su vez hijo del presidente de la sección de baloncesto del Reus Deportiu, Diego Rubio. El equipo logró la permanencia en su estreno en la Liga Femenina 2 -categoría a la que accedió tras comprar plaza y a la que ahora renunciará por ajustes presupuestarios del club.
FRANCESC JOAN diaridetarragona.com
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