Laia Palau, una de las mejores bases de España, está sin equipo. Hace seis años, el Ros Casares quiso contar con la jugadora catalana en sus filas para construir un proyecto ambicioso. Después de probar dos años en el Bourges, francés, decidió que Valencia era el mejor destino para volver a España. Con su visión de juego, su tiro en suspensión y su rapidez, pronto se hizo con un hueco en un equipo de estrellas y se convirtió en una pieza imprescindible para que el club valenciano culminase su objetivo, hace apenas dos meses, al proclamarse campeón de Europa por primera vez.
El Ros logró cumplir su sueño, pero pagó un precio muy alto. Germán Ros, el presidente del club, anunció mediante un comunicado que la entidad había tomado la decisión de "retirarse del patrocinio del baloncesto femenino español y europeo". Ahora, las jugadoras que tienen contrato en vigor, como Palau, se ven obligadas a buscarse otro destino.
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Todavía no sé dónde jugaré el año que viene", dice Palau. A través del teléfono su voz suena un poco cansada. Quizá de repetir lo mismo tantas veces hoy; quizá por la sesión de entrenamiento que tuvo por la mañana con la selección española, con la que está concentrada en Murcia preparando el Preeuropeo que empezará el 13 de junio. Asegura que ella ya sabía desde hace un tiempo que era más que probable que el Ros Casares desapareciera del baloncesto de élite, en el que ha permanecido 13 temporadas. Aclara que la noticia no le ha pillado por sorpresa: "
El club tuvo la deferencia de explicarnos la situación".
Más allá de sus intereses personales, la internacional reconoce que la desaparición de uno de los equipos de baloncesto femenino más laureados de España es "
todo un drama y una pésima noticia para este deporte". Esta escolta reconvertida en base es muy consciente de la crisis que atraviesa España y comprende que el club haya tomado esa decisión. Así que, con resignación, se considera una víctima más que debe
"buscarse la vida".
Con 32 años, Palau tiene una carta de presentación envidiable: una Euroliga, seis títulos de Liga, de los que cinco fueron con el Ros, cuatro Copas de la Reina y cuatro Supercopas. Gracias a su versatilidad, tanto en ataque como en defensa, la catalana lleva sin faltar a las citas de la selección española desde las categorías base. Su palmarés internacional lo demuestra: una medalla de plata y tres de bronce en Europeos, un bronce en el Mundial de la República Checa, medalla de oro en los Juegos Universitarios y bronce en los Juegos del Mediterráneo.
Silvia Domínguez tiene más claro su futuro
La otra base del Ros Casares, la internacional Silvia Domínguez, se muestra más optimista que Palau. La jugadora catalana, de 25 años, está
"contenta" porque al final tiene "
varias buenas opciones donde elegir". No duda de que sus compañeras encontrarán equipo porque "
son jugadoras de mucha calidad", aunque es consciente de que algunas tendrán que "
cambiar sus aspiraciones" ya que a estas alturas los mejores equipos ya tienen las plantillas "
prácticamente cerradas" y el baloncesto femenino en España no atraviesa buenos momentos. Por eso, Domínguez se considera una afortunada. Señala, como Palau, que conocía la noticia desde hace un tiempo, aunque cuando el club le comunicó la desaparición del equipo, no se lo podía creer, "
es como si de repente te dicen que el Barça o el Real Madrid dejan de jugar la Champions y la Liga", dice.
Su buena dirección de juego la llevó a dar el salto con solo 19 años del Estudiantes a uno de los grandes, el Perfumerías Avenida. Domínguez es muy rápida y a pesar de su escasa altura (1.62 m) es muy incisiva y difícil de parar en ataque. Con un palmarés como el de Silvia -dos Euroligas, tres Ligas, una Copa de la Reina y una Supercopa- la suerte no es el factor más influyente para que se presenten las ofertas. Asidua de la selección desde categorías base, logró una medalla de oro en el Europeo Sub-20 (2007) y dos medallas de plata en el Europeo Sub-18 de Hungría (2005) y en el de Eslovaquia (2004).
Este año renunció a la selección para probar suerte en la WNBA (la NBA femenina) invitada por las Seattle Storm, en cuyas filas al final no pudo debutar por unos problemas burocráticos que causaron un retraso en la entrega de su visado, que llegó tres días antes de que empezase la competición. Así que Domínguez se quedó sin aventura americana y sin Preeuropeo. Aunque las Storm aún tienen sus derechos y pueden llamarla si hubiera alguna baja. Mientras tanto, trata de disfrutar del lado positivo:
"No tenía un verano libre desde los 15 años"
Iria Villar
elpais.com