Hay acontecimientos que huelen a historia. Ayer se empezó a vivir uno de esos días que quedarán grabados para siempre con letras de oro en la Historia del deporte leonés. El día en el que el Acis Incosa León puso rumbo a Europa, la víspera del debut del primer equipo femenino leonés en una competición europea, la jornada en la que sus jugadoras, sus técnicos y sus directivos comenzaron una aventura que invita a la ilusión. Dieciséis leoneses rumbo a una isla perdida en el medio del Atlántico y un solo testigo ajeno al equipo. No deja de resultar paradójico. Los debuts continentales del Baloncesto León y del Ademar fueron seguidos en su momento con interés e impaciencia por todos los medios de comunicación y, más aún, de los políticos. El Acis Incosa León también debuta, pero en la expedición leonesa sólo figuran doce jugadoras, tres miembros del cuerpo técnico y EL MUNDO / LA CRONICA DE LEON como testigo del evento histórico. De los políticos, ni rastro Es la miseria de un deporte femenino que no vende como el masculino. Una miseria que no afecta a un equipo que ya se ha acostumbrado a luchar contra molinos de viento y a jugadoras que se entrenan igual que los chicos, pero que reciben una contrapresatación muy inferior. En unos días de fiesta como era el de ayer y como será el de hoy no hay lugar para lamentos ni para impedir que nada apague la felicidad de un momento histórico, el día de gloria con el que ni siquiera se atrevía a soñar un equipo que hace sólo quince años nacía en el patio del colegio de las Agustinas. Allí, un grupo de niñas de siete y ocho años botaban por primera vez el balón a las órdenes de Miguel Angel Estrada. Nueve años después aquellas niñas y otras que fueron llegando jugaban en Segunda División. Sólo siete años más tarde estaban en la máxima categoría española y ayer emprendían vuelo hacia Madeira. De aquellos comienzos sólo queda Miguel Angel Estrada, un poco menos chaval, con menos pelo, pero con la misma ilusión del primer día. Ayer ya no tenía que enseñar a botar el balón a nadie. Junto a él viajaban en el avión doce jugadoras de primer nivel mundial. Para hoy quedará la guinda, el debut en la Fiba Cup. Ni un solo lamento en la plantilla por el palizón de viaje de ayer que arrancó a las cinco de la tarde en Valladolid para hacer una escala de más de cinco horas en Lisboa antes de tomar el vuelo a Funchal que dejó a la expedición leonesa en el hotel cerca de las dos de la madrugada de España (una hora menos en territorio portugués). Una paliza que no importó a nadie. En el rostro de jugadoras curtidas en mil batallas, alguna con experiencia en la WNBA, se reflejaba la ilusión de quien sabe que está ante un día histórico, un partido que no se podrá ver por la tele y que será inútil tratar de encontrar en ningún punto del dial, pero que EL MUNDO / LA CRONICA DE LEON contará en primera persona. Todo un privilegio ése de ser testigos de una jornada para la historia y una responsabilidad ésa de tener que contarlo. la-cronica.net |