Cada temporada, los equipos confeccionan sus plantillas intentando encontrar el equilibrio perfecto entre jugadoras conocidas, apuestas arriesgadas, opciones de futuro y baloncestistas consagradas que, a fin de cuentas, son las que, a priori, deben marcar diferencias y han de llevar buena parte del peso del equipo.

El Universitario, por poner ejemplos, "recuperó" a un seguro como Raquel Asensión, pensó en el futuro al hacerse con los servicios de Raquel Montiel y ha puesto la incógnita sobre el rendimiento de Liz Repella en su primera experiencia en Europa. Pero, hasta el momento, su apuesta más fuerte ha sido la contratación de la finlandesa, internacional por su país, Heta Korpivaara, una pívot que, con ésta, completará su quinta temporada en España.

La jugadora nórdica, de 27 años y 1,86 metros de altura, llega avalada por un magnífico rendimiento tanto en el Caja Canarias, con el que jugó en División de Honor, antes de recalar en el CREF madrileño -tras un breve paréntesis de unos meses en el Real Canoe-. En el último año defendió la camiseta del Aguere tinerfeño. En estos últimos tres años, sus números oscilaron entre los 17 y los 19 puntos de anotación y una media de rebotes de entre cuatro y seis por partido. Lo que le valió para finalizar el pasado ejercicio entre las diez jugadoras más valoradas del Grupo A de la LF-2 y también entre las diez máximas realizadoras.

Este verano, Korpivaara lideró a su selección en el Europeo de Polonia, donde promedió algo más de diez puntos y cuatro rebotes por encuentro, además de 1,2 asistencias. Buenas referencias para una jugadora polivalente que, aunque juega como cuatro también puede moverse con soltura en el perímetro. Trabajadora, intensa y tremendamente polivalente, tras cuatro años su adaptación al baloncesto español es plena y su profesionalidad una característica que han valorado en todos los clubes por los que la finlandesa ha pasado hasta ahora.


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