Con paso cambiado y sin posibilidades de coger el ritmo durante cuarenta minutos, el Universitario sufrió en carne propia los rigores de jugar en la elite, de moverse entre las mejores y de lidiar en una categoría en la que cualquier error se magnifica. El cuadro departamental se topó, de buenas a primeras, con uno de los equipos que apunta alto en la División de Honor y su debut no pudo ser más estrepitoso. Al equipo que dirige Armando Otero los nervios del debut le agarrotaron física y mentalmente hasta desdibujarlo por completo y dejar al descubierto las carencias que pueda tener.
Es cierto que el Acís Incosa León cuenta con una plantilla más equilibrada, con muchos más centímetros y experiencia, pero las diferencias sobre el papel y sobre el parquet no pueden ser tantas como ayer se vieron en A Malata. Tan frío salió el Universitario y tan atenazado que por momentos cada ataque se convertía en un auténtico suplicio en el que el balón se negaba continuamente a entrar, fuera o no la opción de tiro elegida la mejor. El estrés que generó en el equipo ferrolano esa falta de claridad ofensiva se convirtió en una losa durante todo el partido que acabó por hacer mella en el ánimo de un Universitario que, en los primeros minutos, había apuntado, al menos, maneras e intensidad en tareas defensivas. Tiros fallados, balones perdidos, errores no forzados... el equipo ferrolano no se encontraba consigo mismo. Y en tal entorno, las bazas que se jugaba el Acís eran siempre ganadoras, con un juego interior que se hizo dueño y señor de la zona. Como temía Armando Otero, el control del rebote ofensivo por parte de las leonesas nueve en la primera parte resultó fatal para el Universitario que concedió innumerables segundas opciones de tiro de las que, en la mayoría de los casos, el Acís sacaba partido, ya fuese por medio de faltas o personales. Y cuando no era desde dentro, el peligro al Universitario le llegaba desde el perímetro, como atestiguan los 29 puntos de una inspirada Isabel Sánchez. El chaparrón se tradujo en un casi definitorio 8-20 al término del primer cuarto. Otero, que había iniciado el choque sin las dos norteamericanas en cancha, comenzó a mover el banco frenéticamente en busca de esa química que sus jugadoras no eran capaces de aportar ¿Las rotaciones? No me gustaba lo que veía. Podemos decir que fue un castigo , apuntaba el técnico. Pero su búsqueda no tuvo para nada éxito. Y así, al descanso, con 20-38 en el electrónico, el partido estaba totalmente sentenciado. Contagiado de la falta de cordura del Universitario, el Acís acabó metiéndose también, por momentos, en esa ruleta de despropósitos que convirtió al partido en un auténtico pasacalles . Los dos últimos cuartos, sin duda, sobraron. Y después de este fiasco más por la forma que por el fondo, lo mejor que puede hacer el Universitario es pensar que ya sabe lo que es la División de Honor, ya no tendrá que volver a afrontar otro debut. Los nervios se quedan en el vestuario. Borrón y cuenta nueva. En siete días, más. M.L.F. diariodeferrol.com |