Cuando un club tan modesto como el Universitario alcanza la elite, mantenerse es casi tan difícil como llegar a ahí. El cuadro Universitario, tras una temporada de ensueño que coronó con el ascenso, afronta el reto más importante de su corta historia dispuesto a consolidarse en la División de Honor Buena parte de las responsables de esta tarea serán las mismas jugadoras que el pasado ejercicio lograron el ascenso. Mantener el mismo bloque ha generado una implicación extra pero, sobre todo, ha permitido acortar el tiempo de acoplamiento pero, aun así, el Universitario deberá hacer frente a la ausencia de una pieza básica en su esquema, la base Sofía Ramalho. Precisamente la marcha de la lusa y retirada de Maite Touza ha obligado al grupo ferrolano a rehacer totalmente su dirección de juego con al incorporación de Ivelina Vrancheva y Lorena Touza. Ambas, junto con la ala-pívot serbia Becanovic y las norteamericanas Moore (pívot) y Battle (alero) completan la nómina de altas en una escuadra que, como su técnico reconoce, carece de una referencia. Algo que no desagrada pues, aunque cabe suponer que las foráneas, especialmente las dos llegadas de la WNBA, han de marcar diferencias, la ausencia de una jugadora franquicia permitirá evitar dependencias y facilitará repartir opciones entre todas las integrantes del grupo. Intensidad, defensa, velocidad... son palabras que el Universitario ha de interiorizar, pues la baza de las ferrolanas no es otra que agarrarse a la pista, ser un equipo aguerrido y ahí, por lo visto en esta pretemporada, los deberes están hechos. Primero porque las departamentales armarán su contraataque siempre que puedan; segundo, porque es su trabajo atrás la principal premisa de su juego; y, tercero, porque Armando Otero quiere que su equipo nunca dé nada por perdido. La polivalencia es la última de sus armas, pues el preparador contará con muchas jugadoras capaces realizar distintas funciones y en diversos puestos (María Vilouta, Freitas...). La cruz, sin duda, cierta falta de presencia interior. Porque es precisamente a la hora de contratar a jugadores que se mueven en la pintura donde el capítulo económico se dispara y el Universitario no puede competir con las cifras que se mueven. En función de sus rivales, el equipo es consciente de que ahí va a sufrir y de ahí que la aportación de dos veteranas como Elvira Fernández y Elena Sánchez, la capacidad de Becanovic para hacerse fuerte bajo tableros y el rendimiento de Moore resulten vitales. María L. Fernández diariodeferrol.com |