Firma un partido irregular, pero consigue doblegar con muchos problemas a un ABDA notable
ISLA DE TENERIFE AGUERE 84 (24+19+25+16) ABDA 79 (18+23+23+15) ISLA DE TENERIFE AGUERE Daph Kennedy (23), Esther Moreno (5), María Espín (21), Heta Korpivaara (17), La Nedra Brown (10) —equipo inicial—, Miriam Álamo (4), Eva Lorenzo (4), Carolina Moreno y Zulema López. ABDA Carla Nascimiento (9), Nerea Méndez (10), Anna Boleda (16), Crista Rickets (19), Débora Abreu (2) —equipo inicial—, Kate Scalon (18), Paula Ballvé (5) y Ana Perán. ÁRBITROS Pagán (Madrid) y Aparicio (Canarias). Sin eliminadas. PARCIALES 24-18, 43-41 (descanso), 68-64 y 84-79. INCIDENCIAS Pabellón Insular Santiago Martín. Unos 50 espectadores. El partido comenzó con más de hora y media de retraso ya que ni el Pabellón Islas Canarias, ni el Ríos Tejera (cancha reserva local) estaban practicables por la humedad condensada en la superficie de juego. El Isla de Tenerife sigue enganchado en el triunvirato de líderes de la LF2 tras ganar en el improvisado escenario del Insular Santiago Martín en un partido de tantos puntos como imprecisiones. El cuadro de Antonio Pernas y el ABDA se vieron obligados a moverse primero al Ríos Tejera (cancha reserva de las locales) y luego a su antigua casa de Los Majuelos en busca de una alternativa para el impracticable Islas Canarias Las moradas sufrieron muchísimo para imponerse a uno de los aspirantes a estar en la fase de ascenso del próximo mayo. En buena medida porque no consiguieron frenar la alta productividad de las avilesinas y en otra porque tampoco tuvieron la continuidad necesaria en ataque. La consecuencia fue un encuentro casi siempre de color local, pero con arreones del rival para cerrar las brechas que se le abrían. El Isla sufrió, y mucho, por su propia incapacidad para dominar el tablero (hasta 20 rebotes le birlaron en su cara) y permitir segundos tiros al grupo de Mijares. Por ahí se descentraron las de Pernas, que tanto ponían una cierta distancia (28-20 en el segundo acto, 53-41 para abrir el tercero) como perdían el sitio atrás para permitir anotar a Rickets y Scalon o los triples (cuatro) de Boleda. Entre tanta alternancia, el representativo tuvo, no obstante, más recursos para llegar franco a la última entrega. Siempre se manejó por encima de los seis de renta y entre Espin y Kennedy casi tenía todo arreglado (+ 10 a cuatro minutos del cierre) cuando le dio por precipitarse, ahora con pérdidas inocentes y luego con ataques frenéticos. ABDA volvió a apretar, pero sin el tino y la frescura con la que opositó acertadamente y sin éxito a la victoria.
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