Galicia también tiene su cuota en el primer bronce del baloncesto femenino español en un Mundial. La viguesa Susana García, como segunda entrenadora, y su paisano Domingo Salinas, como preparador físico. Los dos han visto recompensada toda una vida ligados a la federación española participando de un modo directo con el mayor logro de la historia.

«Ha sido increíble. Una experiencia inolvidable. Algo que no se puede explicar con palabras. Hacía mucho tiempo que no lloraba y el domingo no era capaz de parar», relata Susana García de regreso a casa.

Luchar por las medallas era el objetivo de la selección cuando comenzó la cita de la República Checa, pero el horizonte no quedó despejado hasta el partido de cuartos frente a Francia, que empataron en el último segundo y que ganaron en la prórroga. «Hubo un momento que nos vimos fuera, nosotros y todo el mundo. Al acabar la remontada nos preguntamos cómo lo habíamos conseguido», recuerda el preparador físico vigués.

Ese épico triunfo, unido a la victoria de la primera fase frente a Chequia, fue el momento más álgido de un torneo impecable. «Ha sido el campeonato perfecto, jugamos muy bien todos los partidos», analiza la ayudante más directa del seleccionador; «y además nos aprovechamos de la carambola de la eliminación de Australia y Rusia», completa Domingo. Quizás uno de los partidos más tranquilos fue la batalla por el bronce con Bielorrusia. «Nos fuimos pronto, llegamos a tener 18 puntos de margen y aunque se pusieron a uno enseguida volvimos a remontar», comenta la viguesa.

El bronce supone para ambos el mayor logro de unas carreras ya salpicadas de éxitos en Europeos y en categorías de formación. «Hablar de una medalla es mucho decir -dice Susana-. Después de tanto tiempo trabajando la hemos podido conseguir». ¿El motivo?: el gran grupo confeccionado. «El secreto está en la perseverancia de las jugadoras. Este es un gran equipo, con un gran ambiente y con una extraordinaria actitud en las jugadoras», apunta Domingo, que siente un poco de vértigo de ver al equipo instalado en lo más alto. «Cada año seguimos sumando y realmente no sabemos cuál va a ser el final». Los dos admiten que la nacionalización de Sancho Lyttle resultó clave.

El domingo por la noche dieron rienda suelta en Praga a la celebración del éxito, ayer se levantaron a las seis de la mañana para regresar sin ningún fasto a casa y hoy mismo retomarán sus quehaceres habituales. A Susana, que asume que «ser terceras del mundo es algo que difícilmente se puede volver a repetir», le toca unirse esta mañana a la pretemporada del Celta sin tiempo casi a deshacer las maletas (el jueves ya viaja a Pamplona). A Domingo le esperan sus alumnos en el instituto

X.R.Castro // foto. Ó. Vázquez
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