 Aunque en ocasiones pase desapercibida, la labor que realiza Reyes Castiella es vital para el club. Se trata de alguien que siempre echa una mano en todo lo que haga falta y se encarga de la puesta a punto del pabellón en los días de partido. Además, viaja con el equipo en los desplazamientos y se preocupa de todo aquello que tanto jugadoras como técnicos puedan necesitar. En su tercera temporada en UNB, es sin duda una de las principales artífices del éxito del club y que estando en Liga Femenina 2 se contase con una estructura digna de un equipo de la máxima categoría.
¿Cuáles son las funciones de Reyes Castiella en UNB?
No tengo una función fija, así que se me podría considerar un comodín
dentro de las labores de campo, no para temas administrativos o
económicos, sino pequeños detalles del día a día en la pista.
Cuando comenzaste y entraste en la directiva, ¿qué pensaste
después de que te llamaran?
Cuando te lo dicen, te quedas un poco sorprendida porque todavía no
sabes la dimensión del proyecto. Sin embargo poco a poco se ha ido
transformando en algo serio y bastante formal, que es lo que me gusta.
Como directiva, doy un toque feminista en una directiva llena de
hombres.
Como ex jugadora y con la experiencia que has podido obtener
en otros equipos, ¿crees que se han dado los pasos correctos?
Ha sido mi primera fase de ascenso, porque con el CBN ocupamos una
plaza libre y no conocía esa sensación. Pero me ha gustado sentir toda
esa adrenalina.
¿Veías a las jugadoras conscientes del objetivo y de su
importancia?
El nivel de superación de este año ha sido impresionante. Los
entrenadores además son unos currelas que incluso en los viajes a veces
me abruman. Pero el nivel de ambición por parte de las jugadoras ha sido
excepcional, el como han asumido cada una su rol, sus minutos en pista,
etc. Se ha creado una ansiedad positiva con el ascenso.
¿Destacarías alguna tarea más complicada que el resto?
Los principios de temporada siempre son más complicados porque tienes
que introducir a las jugadoras en una nueva ciudad, enseñarles los
pisos, donde van a entrenar, el transporte público. Quizá lo más
complicado es explicarles nuestro estilo de vida, y encima a veces en un
lenguaje que no es el nuestro. Tal vez el primer año fue el más
complicado porque todo era nuevo. Hemos ido puliendo los detalles y
ahora salen las cosas rodadas. Incluso nos sorprendemos de la facilidad
con que montamos y desmontamos en el pabellón.
Por tu trabajo estas en permanente contacto con las
jugadoras, ¿qué impresión crees que sacan del club?
Seriedad, luego podrán tener una opinión mejor o peor según su
temporada, pero por lo demás creo que la atención es correcta. Siempre
habrá alguna queja porque tenemos el defecto muchas veces de prestar más
atención a las de fuera que a las de casa, pero también a su vez las de
aquí no pedimos la ayuda cuando la necesitamos.
¿Cómo sería una semana tipo en tus funciones?
Buff, yo tengo un calendario y según me dicen las cosas las voy
apuntando y las hago. Mi prioridad absoluta ahora mismo es mi hijo y le
dedico toda la atención posible. En mi tiempo libre, de 9 a 13 que es
cuando está en el colegio, intento hacer las tareas. En otras ocasiones
no es posible y tengo que recurrir a la abuela o a quien sea. En un día
de partido en casa, a partir de las 17 de la tarde me pongo el mono de
trabajo y hasta que acaba el partido hacia las 21 de la noche estoy a
disposición del club para cualquier cosa. Fuera de casa también acompaño
al equipo.
¿Alguna anécdota de estos tres años?
Lo único que me viene a la mente fue hace dos años cuando antes de un
partido se rompió la canasta y fuimos capaces de trasladar toda la
infraestructura a otro pabellón. Allí se vio la capacidad de trabajo que
tenemos en el grupo, ya que fuimos capaces de reaccionar. UNB
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