"¡Ya apetecía volver a casa!", exclamaban Cristina Ouviña e Isabel
Pérez. Las zaragozanas llegaban a la estación Delicias a las dos y
media de la tarde con los rostros cansados, aunque sin perder la
sonrisa de felicidad infinita, y luciendo en sus cuellos sendas
medallas de plata que brillaban casi como el oro. Las dos jugadoras de
baloncesto, de la categoría Sub 19, todavía se encuentran "en una nube
de alegría". 48 horas antes celebraban "por todo lo alto" en Bangkok un histórico
subcampeonato del mundo de esta edad. Sólo Estados Unidos arrebata el
primer cajón del podio a las chicas de Lucas Mondelo. Sin tiempo para
saborear la gesta -la primera vez que una selección femenina española
sube al podio en un campeonato mundial-, el grupo se montaba en un
avión que, desde Tailandia, hacía una primera escala en Frankfurt para
culminar su vuelo en Barcelona.
"Ahora, a descansar. Han sido 54
días fuera de casa y, a veces, se hace muy duro. Tienes altibajos, pero
todo se endulza con los éxitos", resaltaba Ouviña, que ha completado un
verano mágico: en julio formó parte del equipo Sub 20 que se colgó la
plata en el Europeo de Gdynia (Polonia), y el segundo día de agosto
redondeó su palmarés internacional, en el que figura un título
continental Sub 16 (Polonia, 2006). "La verdad es que estamos súper
contentas, muy orgullosas de lo que hemos hecho. Y eso que
prácticamente no hemos entrenado juntas hasta aterrizar en Tailandia.
Pero el campeonato ha sido magnífico, sumamos ocho victorias... Nadie
podía pensar que podíamos llegar hasta donde hemos llegado. Yo creo que
ni nosotras mismas éramos conscientes de lo que estábamos haciendo.
Lástima que, al final, no se pudiera poner la guinda al trabajo con el
premio gordo", afirmaba Ouviña. La directora del juego del Mann Filter
tenía doble motivo para estar emocionada. Fue elegida como mejor base
en el quinteto ideal de la competición: "Bueno, no hay palabras porque
es un honor que no me esperaba. Es increíble, maravilloso".
A su
lado, Isabel Pérez no deja de acariciar la medalla. La pívot, que ha
defendido los colores del Stadium Casablanca, ha disfrutado de su
segunda internacionalidad, tras su debut con la roja en el Europeo Sub
18 el año pasado. En la primera parte del torneo no gozó de
protagonismo -"sufrí unos problemas estomacales y estuve tres días
mala, sin poder comer", señalaba-, pero pudo saltar a la cancha en el
Mundial tailandés ante Bali, Lituania y en el duelo decisivo contra
Estados Unidos. Los 25 segundos finales fueron... "una sensación
agridulce, porque estábamos contentas por el segundo puesto, pero
tristes por perder el último partido". Isabel Pérez, infatigable desde
el banquillo, animando a sus compañeras, valora de forma "muy positiva"
la experiencia. "La convivencia con las compañeras ha sido magnífica.
Vivir el día a día con la selección y en un campeonato de esta
relevancia ha sido fabuloso. El estar rodeada de jugadoras de tanta
calidad, aplaudir los triunfos, jugar contra Estados Unidos, gozar del
ambiente de los aficionados en la gran final..., es una oportunidad que
he disfrutado muchísimo", relataba.
El viaje de regreso desde
Tailandia concluyó a las dos y media de la tarde. "Yo sólo pienso en la
primera comida hecha por mi madre", suspiraba Ouviña. "Algo fresquito",
añadía Pérez. "Con tanto viaje añoras las cosas de casa. Resulta muy
cansado comer arroz con pollo todos los días. Y, además, todos los
platos estaban ¡picantes! Ahora, un gazpacho, una ensaladita...", se
relamía Ouviña, que contaba los minutos para abandonar el equipaje:
"Ahora a ponerme al día. He estado muy incomunicada y no sé qué ha
pasado por el mundo". La vuelta del Mann Filter a la elite femenina,
con presencia en la FIBA Cup la próxima campaña, el regreso de Katia da
Silva... "Bueno, de esto ya me habían informado", aclaraba. ¿Y Cristina
Ouviña renovará por el Mann Filter? "Todavía no se ha hablado nada,
pero yo estoy encantada de quedarme en Zaragoza", contestaba la
jugadora. "Pero ahora solo pienso en descansar", insistía la base, que
tratará de recuperar sus lesionados tobillo izquierdo y hombro derecho.
"¡Vacaciones!", se despedían las jugadoras, ya en su dulce hogar.
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