La navarra Amaya Gastaminza volvió ayer a hacer historia al conseguir con España una medalla de plata histórica, en el mundial de la categoría que se ha disputado en Bangkok, al perder en la final, por 87-71, ante una selección de Estados Unidos que se mostró intratable y que cimentó su triunfo en un primer cuarto casi perfecto.
Aunque España comenzó adelantándose en el marcador gracias a un
triple de Marta Casademont, Estados Unidos encadenó seguidamente un
parcial de 12-0, que prácticamente sentenció el partido en sus inicios.
A remolque
Estados Unidos completó un cuarto casi perfecto con sólo dos fallos
en los lanzamientos de dos puntos y uno en los triples. Todo lo que
España falló bajo el aro de una de las canastas, lo anotó Estados
Unidos en la otra.
Tras el 33-16 inicial, España intentó recomponerse y cortar la
sangría que las norteamericanas les estaban ocasionando bajo los aros.
En el segundo cuarto, España consiguió nivelar el marcador con un
parcial de 16-14, insuficiente a todas luces para recortar la ventaja
de las estadounidenses.
España no se rindió y pese a los 19 puntos de desventaja del
descanso, salió dispuesta a luchar y a dar la cara. Las jugadoras de
Lucas Mondelo se fajaron y se anotaron el tercer parcial por 18-24 en
lo que significó poco más que una victoria moral.
Con todo prácticamente decidido, Estados Unidos se limitó a
controlar a las españolas en el marcador y a apuntarse su cuarta
medalla de oro consecutiva en los mundiales de esta categoría.
Leonor Rodríguez fue la máxima anotadora de la selección con 21 puntos.
DOS MEDALLAS, UNA DE ORO Y OTRA DE PLATA, EN UN MES
Mientras Pamplona se zambullía en plena fiesta sanferminera, la
navarra Amaya Gastaminza (Pamplona, 27 de febrero de 1991) disputaba el
Europeo con la selección española sub-18 en la lejana Estocolmo
(Suecia). La alero navarra, de 1,88 metros de estatura, se convirtió en
una de las piezas básicas del combinado nacional. A pesar de su gran
envergadura, la navarra es capaz de rebotear, asistir o subir el balón
con soltura.
En ese torneo Gastaminza consiguió la medalla de oro, un éxito
histórico para el baloncesto navarro. Sin tiempo para disfrutar el
éxito, la pamplonesa recibió la llamada de la selección sub-19 para
jugar un torneo preparatorio del Mundial.
Las jugadoras que formaban la selección apenas habían jugado juntas
y sólo tuvieron un entrenamiento conjunto antes de viajar a Bankok,
sede del Mundial. Por eso, quizá ha resultado todavía más sorprendente
el papel realizado por la selección.
Amaya Gastaminza acudió con los ligamentos dañados, pero a pesar de
todo a podido participar en casi todos los encuentros, incluida la
final de ayer. Dos medallas en apenas un mes. diariodenavarra.es
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