
En el verano de 1990 un joven Miguel Ángel Estrada empezó a entrenar al
el equipo infantil en el patio del colegio Agustinas San José. Era un
grupo de niñas de 12 años en el que destacaba Sara Castrillo, la única
de aquellas niñas que iba a conseguir 14 años después, jugar en Liga
Femenina. Entonces no había pabellón, ni techo bajo el que guarecerse
en el duro invierno leonés. Ya entonces se empezaba a hacer realidad la
frase tantas veces pronunciada por Estrada:
"Lo que no te mata te hace
fuerte". Y las hizo tan fuertes que aquellas niñas, apenas un lustro
después, completaba su formación en las categorías de base. Podría
haberse quedado ahí el sueño, pero no fue así.
El club empezó a jugar en competiciones séniors, con el mismo bloque
que había empezado en infantiles, pero ahora en Segunda División.
Comenzaba en aquel verano de 1996 la verdadera aventura del CB San
José. Después de Segunda División llegaron a Primera y de allí a la
recién creada Liga Femenina 2 en la que estuvieron tres años antes de
ascender a la elite nacional.En sólo siete temporadas habían logrado el
milagro de llegar a la máxima categoría nacional. Un récord todavía no
batido por nadie en Europa que aún iba a tener nuevos y exitosos
capítulos.
Ya no habrá más hitos en su historia. Aquel sueño de Miguel Ángel
Estrada, poco más que una locura de patio de colegio, echará su cierre
apenas dos décadas más tarde. De aquel primer equipo quedaban el
entrenador [un caso único en la historia del deporte mundial] y el
delegado, Luismi. Dos nombres y el espíritu indestructible de un
equipoque nació en el patio de un colegio y morirá en la sala de un
Juzgado. El principio y el fin de una historia de deporte romántico.
Con el CB San José no pudieron los equipos rivales. Ni en sus
comienzos, cuando fue subiendo como la espuma; ni en las últimas
temporadas, cuando se instaló entre los más grandes de Europa. Tan
indestructible que en las dos últimas temporadas el equipo de Estrada
sólo cayó eliminado en sus competiciones frente a los equipos que a la
postre iban a ser los campeones de esas citas.
Hoy será el último día en la vida del CB San José. El adiós definitivo.
El punto final a una bonita historia. Un adiós inquietante por la forma
en que se produce. En silencio. Como si a la sociedad no le importara
que echara el cierre el cuarto mejor equipo de España. Adiós en medio
de unaincomprensible dejadez institucional que noha puesto ni un grano
de arena para ayudar al club a solventar una situación que no nace de
una negligencia, sino de la simple mala suerte, la de aquel accidente
de circulación que dejó malherida a Arminda Moreno y que ha acabado
sentenciando al club por la multa que le caerá por no tener dada de
alta a la jugadora en una temporada en la que, no hay que olvidarlo,
ningún equipo tenía dadas de alta en la Seguridad Social a sus
jugadoras por no ser la Liga Femenina unacategoría profesional.
Indefinición y abandono que serían imposibles de comprender en el
deporte masculino, pero que han marcado el fin de los días del Feve San
José.
César F. Buitrón
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