El Celta Indepo, con el apellido Caixanova en sus categorías inferiores, ha vivido un año triunfal. La entidad ha dominado el baloncesto femenino gallego y ha brillado a nivel nacional al disputar las fases finales infantil, cadete y junior. Un caso único y que refuerza a la familia celeste en el camino que emprendieron hace cuatro años. Cada temporada renuncian en cierta medida a mejores fichajes para la plantilla profesional a cambio de la esperanza de disponer de sus propias estrellas criadas en casa. Todo indica que en un par de años se cumplirá la promesa.

Dos títulos gallegos (cadete y junior) y un subcampeonato (infantil).
Tres brillantes clasificaciones en el intersector. Tres fructíferas
participaciones en la fase final nacional. Triunfos que importan por lo
que reflejan: en la cantera del Celta Indepo están germinando jugadoras
de las que pronto se beneficiará el primer equipo. "Faltan un par de
temporadas", pronostica el entrenador de las profesionales, Miguel
Méndez, como paladeando lo que se avecina.
En el club importa esa
verificación del "trabajo bien hecho y de la validez del método", según
lo describe el director deportivo, Carlos Colinas, más que el relleno
para las vitrinas. "La cantera no vive de los resultados. Eso le toca
al primer equipo", asume Méndez.
El Celta Indepo, asistido por
Caixanova en la tarea escolar, empieza ahora a entrever que
fructificará la gran apuesta por la cantera que realizó hace cuatro
años. El club, modesto actualmente en sus presupuestos y en sus
ambiciones deportivas, tiene la estructura más sólida de la Liga
Femenina. Y en gran parte volcada con la cantera. "Son muchos
entrenadores, ayudantes, preparadores físicos y fisios que no están en
la primera línea informativa y realizan un trabajo muy valioso",
enumera Miguel Méndez.
"Paco Araújo nunca ha sido partidario de
tener un proyecto con seis o siete extranjeros, de esos que nacen y
desaparecen", elogia Colinas. La filosofía presidencial se traduce en
las partidas económicas. El Celta Indepo dedica más de 80.000 euros
directos a las categorías inferiores de los 700.000 del presupuesto. Y
alguno más en equipajes y material que se incluye en las partidas
generales.
Más de un diez por ciento. Mucho en una liga en la que
cada céntimo cuenta. 80.000 euros, redirigidos hacia el primer equipo,
asegurarían la permanencia e incluso un puesto entre los grandes a
corto plazo. Méndez explica: "Sólo con la mitad seguiríamos siendo los
que más invierten en la cantera y nos daría para contratar a una
jugadora europea de primera línea". El camino elegido es otro, más
tortuoso en el inicio pero ilusionante en el horizonte.
Directivos y
técnicos han depositado su esperanza en la generación cadete, la nacida
entre los años 93 y 94. En ella divisan el talento técnico y sobre todo
el talento físico que el baloncesto de elite requiere. Es un proceso
delicado, que puede torcerse en cualquier momento. El deporte femenino
registra un mayor número de abandonos entre la adolescencia y la
juventud. Ya hubo alguna promesa que dejó el Celta por cuestión irse a
estudiar fuera. Pero hay buenas perspectivas. Cuatro jóvenes realizarán
la pretemporada con las mayores y tienen muchas opciones de trabajar
con ellas durante el año. La idea es que "se vayan aproximando al
primer equipo", argumenta Méndez, para que el salto no se les haga tan
kilométrico cuando toque. El plan no las contempla a medio plazo como
relleno, sino como "jugadoras importantes".
Las camadas venideras
ayudarán al Celta Indepo a capear la crisis que tantos clubes está
devorando y tal vez lo impulse de nuevo hacia la pelea por los títulos.
Por lo de pronto, mantiene a la entidad, heredera de 40 años de
baloncesto femenino vigués, como "la referencia en Galicia", según ha
percibido Colinas. El rango de acción se amplía incluso a "España y
Europa", abunda Méndez, pues la captación de jugadoras como Nicholls,
Torrens o Mjlkovic "también es trabajo de cantera".
El primer
producto de la casa que sea incluido de pleno derecho en la plantilla
profesional justificará el desembolso de estos años. "No es sólo una
cuestión de dinero porque las jugadoras de casa también cobrarán,
aunque se abaratan detalles como la vivienda", analiza Paco Araújo. "Es
también un tema de identidad, de vincular al club con la sociedad, de
asegurar su arraigo". Habrá altibajos en el itinerario. Los recortes
obligan, por ejemplo, a prescindir la próxima temporada del equipo
céltico que militaba en Primera Nacional. Embates que no apartan al
Celta de su destino, como promete el presidente: "La cantera es nuestro
orgullo y seguiremos apostando por este proyecto".
ARMANDO ÁLVAREZ
farodevigo.es