El baloncesto femenino vigués ha sido durante cuatro décadas un gran proveedor de jugadoras para la selección española

El regreso de la selección española femenina de baloncesto al
Central, tras siete años de ausencia, se ajusta a la lógica de lo que
se celebra, que son las cuatro décadas desde que el Celta irrumpió en
el escenario nacional. En el equipo que este sábado se mide a Cuba para
preparar el Europeo están Tamara Abalde, Laura Nicholls, Alba Torrens,
Susana García y Domi Salinas. La cuota imprescindible porque lo celeste
en España es tradición.
El sexto encuentro de la selección española en Vigo, este sábado ante
Cuba, afinará la preparación de las chicas de Evaristo Pérez para el
Europeo y decora además el cuadragésimo aniversario del baloncesto
femenino vigués. Edad de madurez. Aquel viejo Celta femenino, tras
desapariciones y cambios institucionales, resiste hoy con el mismo
nombre por sobre el Bosco del registro. Sobrevive el carácter celeste y
su tradición como proveedor principal de la selección. España juega en
casa.
Estos siete años de ausencia del combinado nacional en la
ciudad han sido más por lo físico que por lo sentimental. Evaristo
Pérez se trae al Central a gente céltica. Alba Torrens y Laura Nicholls
siguen con contrato en vigor. Cuando esa relación expire en unos días,
quedará el corazón.
"Me consta que es un partido especial para ellas.
Me lo han dicho", revela Miguel Méndez, que las ha entrenado durante
los últimos años. "
Son chicas jóvenes, que transmiten y han vivido aquí
temporadas importantes". Aún no habían confirmado su marcha, a
Salamanca y Hondarribia respectivamente, y en el club ya se palpaba la
nostalgia. Tristeza en antelación de su ausencia. Cuando regresen a As
Travesas, será de visitantes.
Así que en la plantilla céltica que
viene tal vez no haya internacionales españolas. El Celta Indepo reduce
su presupuesto y esa etiqueta siempre eleva el caché de la jugadora. No
vigentes, porque Pilar Valero, mito viviente, lo fue muchos años y
Blanca Marcos, eliminada en el último corte de Evaristo, lo será. Con
Gema completan el trío de piezas sobre las que el club pretende
organizar su próximo proyecto. Pero la vinculación con la selección
española está asegurada a través de otros conductos. El propio Méndez y
el director deportivo, Carlos Colinas, están integrados en la
estructura técnica de la Federación Española y con títulos
continentales que avalan su tarea docente. El preparador físico de
España, Domi Salinas, trabajó para el Bosco muchos años. Y está sobre
todo Susana García, ayudante de Méndez y de Evaristo Pérez. Esencial
para ambos.
"Yo creo que nunca se ha valorado del todo la labor que
Susana realiza a nivel técnico, táctico y de vestuario", sostiene el
entrenador céltico.
Susana es un puente sólido entre el Celta y la
selección. Permanece inmutable en ambos mundos, engordando sus
registros. Es un emblema, invulnerable al tiempo. Como entrenadora
colecciona grandes eventos, como los Juegos Olímpicos. Como jugadora,
disputó más de cincuenta partidos con España. Fue en los gloriosos
ochenta, cuando el Celta Citroën dominaba el escenario nacional gracias
talentos como Ángeles Liboreiro, Araújo o Piluca Alonso. También ellas
vistieron la roja.
El Celta e hijuelas, en las grandes épocas,
siempre se han basado en una sólida estructura nacional. En el otro
gran ciclo victorioso estaban Betty Cebrián, Mar Xantal, Laura Grande y
por supuesto Pilar Valero. Aunque no han faltado las extranjeras de
calidad, como Dornik o Razza, la política de la entidad ha tendido a
priorizar el producto patrio: Cindy Lima, María Revuelto, Noemí
Jordana... De hecho, las nacionales de calidad no han faltado siquiera
cuando la entidad, seria en sus planteamientos económicos, se ha visto
obligada a moderar sus ambiciones y pelear por la permanencia.
Celta
y selección española. Es una combinación imprescindible. Cada
generación ha tenido a una jugadora celeste de referencia: Marisol
Pahino hasta la polémica que la asqueó y le hizo retirarse; Nieves
Lobón, cuando el Xerox, aunque probablemente no al nivel que su calidad
le permitía... Tamara Abalde aspira a prolongar esa prestigiosa
estirpe. Ferrolana de nacimiento, viguesa de educación y filiación,
Abalde estará arropada por familia y amigos este sábado ante Cuba. La
confianza de Evaristo Pérez, que jamás ha dudado en llevársela a
Letonia en junio, le ayuda a superar dudas tras una temporada
complicada en el Rivas Futura, seguramente la primera en la que se le
ha empezado a exigir como profesional. Le queda un año de contrato con
el Ros Casares. A nadie se le escapa el tremendo potencial que atesora
en su equilibrado cuerpo. Sobre ella, el peso de todas las miradas y en
cierto modo de esas cuatro décadas de baloncesto femenino olívico, de
las grandes que la precedieron en lo celeste y lo rojo, de los
recuerdos. Tamara ha de ser una digna heredera.
ARMANDO ÁLVAREZ
farodevigo.es