
El Feve San José puso ayer punto final a una temporada para enmarcar.
Casi perfecta. Mejor de lo que habrían soñado los más optimistas. No
pudo ser con una victoria. Era complicado cuando enfrente está el Ros
Casares, pero a falta de un triunfo, el equipo de Miguel Ángel Estrada
firmó su mejor partido de la temporada frente al equipo valenciano que
tuvo que emplearse a fondo para romper el partido y colocarse en la
final para la que tendrá que esperar rival ya que ayer el Perfumerías
Avenida equilibraba su semifinal al ganar en Rivas por lo que la serie
se irá al tercer encuentro que se disputará este sábado.
No hubo victoria, pero la afición leonesa que se acercó al partido en
más numero que en toda la temporada, disfrutó de un partido que sabía a
despedida. Fue un duelo de contrastes. De minutos en los que el Ros era
muy superior y se escapaba hasta la frontera de los 20 puntos de
ventaja y otros en los que el Feve San José mostraba las garras de ese
equipo que ha impresionado en esta temporada. Fueron minutos para que
María Revuelto enseñara su espíritu indomable, para que María Pina
dejara destellos de unos fundamentos que saca a relucir muy de cuando
en cuanto y que no tiene otra jugadora nacional y para que Murphy
pusiera en pie al Palacio una vez más con un tapón estratosférico sobre
Vesela que le saca un palmo y medio a la californiano.
Entre altos y bajos se agotó el último partido de la temporada. Un
duelo que había comenzado con la habitual superioridad valenciana que
se iba de salida a un 2-11 que parecía dibujar el mismo escenario de
anteriores partido. No iba a ser así porque ayer el Feve San José no
quería defraudar a su afición. Las leonesas equilibraron el choque y
llegaron a colocarse a tiro de triple de Las valencianas en el arranque
del segundo acto (22-25). Los fallos bajo el aro del Ros y unos
momentos de inspiración de las de Isma Cantó volvieron a estirar el
marcador que ya iba a vivir en una cómoda ventaja levantina que no vio
pligrar su victoria, pero tampoco pudo relajarse frente a a un Feve que
ayer sí quiso poner en aprietos al mejor equipo de España que no pudo
levantar el pie del acelerador hasta que el choque entraba en los
minutos finales.
Puede parecer muy poco, pero no lo era. Ayer era un partido de
‘playoff' por el título. Una obligación para el Ros Casares, pero un
premio para un equipo pequeño que nació en el patio de un colegio y ha
conseguido ser grande. Un sueño hecho realidad del que disfrutó ayer
una grada que recibió y despidió puesto en pie a una plantilla que
empezaba la temporada llena de incógnitas y la ha despedido demostrando
su calidad. Una plantilla que correspondió a la afición con un aplauso
desde el centro de la cancha cuando las niñas de la cantera del Feve
San José que sueñan un día estar sobre la cancha les hacían el
‘pasillo' a la salida del vestuario tras el descanso.
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