El Grupo Marsol echa por tierra en los últimos minutos un sensacional
partido sobre el Real Canoe, víctima de su inseguridad · Las onubenses
encajaron un 13-30 final tras llegar a tener rentas de 17 puntos
La historia se repite como si el Grupo Marsol fuera protagonista de la película
Atrapado en el tiempo.
Pero aquí la incómoda perpetuidad es más molesta y dolorosa que aquel
Día de la Marmota. Nada peor que el sabor de la derrota en cada
partido, aún después de firmar grandes actuaciones y un juego
sobresaliente ante los mejores rivales de la categoría.
La
tercer victoria del conjunto onubense esta temporada se resiste más que
en la peor de las pesadillas de las jugadoras de la plantilla. Y el
efecto empieza a hacer mella. De nada sirvió que ayer se realizara uno
de los mejores encuentros en la competitiva Liga Femenina 2, y ni que
se mantuviera a raya a uno de los históricos de la categoría y
candidato al ascenso. En la recta final, en esos minutos en los que
debe hacerse bueno el trabajo realizado antes, al Grupo Marsol volvió a
aparecérsele el fantasma de la ansiedad, destructiva como ella sola,
para dilapidar la ventaja de once puntos con que se empezó el último
cuarto y que se mantuvo a menos de cuatro minutos del final.
La
situación, por repetida y sangrante, empieza ya a ser preocupante. El
abatimiento y la sensación de impotencia entre la plantilla
materializaron al final del partido una realidad increíble por más que
se sucede desde hace varias semanas. Hay desazón y rabia a partes
iguales. Ya no es cosa de baloncesto -que lo hay en este equipo, y del
bueno- sino de psicología, y de recuperar la confianza anímica de un
grupo que necesita con urgencia un punto de inflexión en su trayectoria
en forma de victoria.
Ante el Canoe, Gabriel Carrasco mentalizó
a sus jugadoras de que podría producirse el momento esperado. El equipo
onubense salió con la lección aprendida y supo hacer frente a un rival
de calidad exquisita, ante el que había que defender con mucha cabeza y
no fallar en ataque.
Con pases seguros y una buena selección de
tiro, el Grupo Marsol consiguió estar siempre por encima durante el
primer parcial, controlando al conjunto madrileño y logrando una renta
de cuatro puntos (24-20) al término del mismo.
El partido
pintaba bien para las locales en este arranque, pero en el segundo
cuarto no iba a terminar tan favorable para las locales, y no porque no
hicieran un buen juego.
El Real Canoe empezó enchufado el
parcial, neutralizó la ventaja onubense con rapidez, pero vio cómo de
nuevo el Grupo Marsol puso las cosas en su sitio y marcó un parcial que
llevó a establecer una nueva ventaja de ocho puntos. Se fue la luz y
todo cambió.
Un doble apagón de corriente eléctrica en el Andrés
Estrada provocó que el juego se detuviera durante cinco minutos y que,
a renglón seguido, cuando se iba a restablecer el partido, volviera a
pararse otros diez minutos más ante la oscuridad sobrevenida.
El
cuadro onubense lo acusó. La línea ascendente en el juego y el marcador
se vio frenada y acabó en un 15-18 el encuentro para dejar la ventaja
al descanso en un punto (39-38).
Pero la superioridad del Grupo
Marsol Conquero fue ayer más evidente en el tercer cuarto, cuando de
nuevo retomó el mando y tiró de la efectividad en el tiro exterior (6/8
triples totales de Eva Lozano, y 3/4 de Rocío Bartomeu) para
incrementar su renta en diez puntos más (67-56).
Todo quedaba
pendiente de que el cuadro onubense pudiera rematar la faena en el
último cuarto. Y comenzó administrando bien su ventaja, manteniendo las
diferencias de 11 puntos e incluso gozando de más de una ocasión para
colocarse con 14 arriba en el marcador.
Pero en los tres
últimos minutos y medio se produjo la debacle, cimentada en el acierto
extremo del Canoe agotando tres de sus posesiones. La ventaja bajó
hasta los 7 puntos y al Grupo Marsol le empezaron a temblar las
piernas. Cosas de la ansiedad, responsable de un contundente parcial en
contra que dejó el último cuarto en 13-30
J. R.
huelvainformacion.es