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2008/06/01 LUIS ESTIRAGUÉS: UN PRESIDENTE DE LOS QUE YA NO QUEDAN

Luis Estiragués es un bendito loco del baloncesto cuya mayor locura fue apostar por el femenino hace ya ocho años cuando el CN Helios logró el ascenso a la máxima categoría del baloncesto nacional y no podía certificarlo por falta de medios e infraestructura.

Desde entonces Luis ha sido presidente, una palabra que no le gusta nada pero con la que ha convivido todo este tiempo. Y es que Luis no es un presidente al uso, más bien al desuso. En estos tiempos en los que los máximos mandatarios tienen sueldos de estrella y se pasean por saraos y televisiones continuamente, Luis ha venido a servir y no a servirse. Desde su llegada al club no ha hecho, como vulgarmente se dice, más que ponerlas. No una, ni dos, ni tres, muchas.

El dinero que ha salido del bolsillo de Luis Estiragués para sacar adelante al Mann Filter sólo lo sabe él y sus más allegados, pero es mucho creánme, mucho más de lo que se imaginan. Y ya iba siendo hora de contarlo. Porque resulta que ahora a una persona como él le niegan el pan y la sal. Luis está sólo. A él, que lo ha dado absolutamente todo, ahora le niegan la ayuda, el mínimo soporte necesario para que su sueño y el de muchos aficionados al deporte de la canasta pueda seguir en pie. A él, que apuesta de verdad por la gente de la casa, que lleva al pabellón a aficionados de carne y hueso, que tiene una peña `la fiebre amarilla' de comportamiento modélico, que tiene un tejido social detrás con una escuela en la que 140 familias disfrutan de cómo sus hijas dan sus primeros pasos en el basket con total gratuidad. A él que en ocho años no ha dejado de pagar a una jugadora o un técnico ni una sola peseta y que además lo ha hecho con una puntualidad de reloj suizo. Es a él a quien nadie apoya, a quien las puertas se le cierran, a quien están dejando consumirse. A un hombre que merecería un monumento por su lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, por sus desvelos, por sus anhelos y por sus sueños, que son los de un grupo de jugadoras que le están siendo fieles hasta el final porque saben lo que él ha hecho por ellas. Ahí está la realidad. El que quiera que la vea y que le tienda una mano. Hoy aún no es tarde, pero mañana quizá sí.

Jesús Cubría

diarioequipo.com

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