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2008/02/20 CAMPEONES DE AYER Y DE HOY

Miki Vukovic y Manolo Real, entrenadores del Dorna Godella y del Ros Casares, comparan sus equipos

El baloncesto español lleva dos décadas con un marcado acento valenciano. En los noventa el equipo que dominó fue el Dorna Godella. Ahora es el Ros Casares. Dos etapas de supremacía. El primer equipo creció de la mano de Miki Vukovic; el segundo se ha hecho fuerte con Manolo Real.

LAS PROVINCIAS reunió ayer a los dos entrenadores. El maestro Miki Vukovic (Kraljevo, 1944) y el jovencito Manolo Real (Valencia, 1976). Un técnico legendario, vital en la historia del baloncesto valenciano, y otro que hace camino, con paso firme. El primero adopta una posición paternal; el segundo, pese a vivir en la cresta de la ola, escucha con humildad, respeto y ternura.

Las anécdotas brotan sin freno de la memoria de Vukovic. El técnico serbio, que el próximo verano cumplirá 64 años, es todo melancolía. Miki, tras elevar al Dorna y al Pamesa a sus cotas más altas, prepara su despedida del baloncesto aportando su sabiduría al equipo masculino. "Hace poco estuve con la gente de la FIBA y me dijeron que la mejor Final Four femenina de la historia fue la que organizamos y ganamos en Llíria". Se refiere a la edición de 1993, cuando la afición llenó el pabellón de Plà de l'Arc, donde el Dorna conquistó su segunda Copa de Europa en un partido inolvidable ante el Como italiano. Un año antes, en Bari (Italia), las valencianas superaron al Dynamo Kiev. Vukovic y sus chicas aún jugaron dos finales más. En las dos, disputadas en Polonia e Italia, cayeron ante el Como.

La Copa de Europa. El título que encumbra a los verdaderamente grandes. La diferencia entre los buenos y los históricos. El Dorna conquistó dos, además de un Mundial de clubes. El Ros Casares está en ello. El año pasado cayó, en Moscú, ante el Spartak en la final. Pero en unos meses, si elimina al Gambrinus Brno, tendrá la oportunidad, en la Final Four de Valencia, de entrar en el Olimpo del baloncesto europeo.

¿Existe una receta para ser campeón? Miki, ufano, se ríe. "La única forma de compensar el poderío económico de los rusos es jugando en casa. El público valenciano puede reducir las diferencias". Y Manolo Real, al que no le gusta vender humo, se apresura a recordar que, primero, "hay que ganar al Brno".

Real tenía 16 años cuando el Dorna ganó su primera Copa de Europa. Aquel adolescente acababa de descubrir que como jugador no tenía futuro. En cambio, le apasionaba entrenar. Por eso, muchos días salía del colegio, de San Pedro Pascual, y se subía al coche de Eduardo Beut, su maestro, para ver sus entrenamientos de técnica individual. "Yo ya entrenaba y recuerdo que después de ver a Edu Beut me quedaba después a ver los entrenamientos de Miki Vukovic. Era una oportunidad única para estudiar a los dos mejores técnicos del momento".

También han cambiado el ambiente, los hábitos, el estilo de vida de los noventa al actual. Miki recuerda que en Llíria, cada día, en cada entrenamiento, en cada partido, nunca faltaba en el pabellón un grupo de personas mayores. "Eran unos jubilados que nos trataban de maravilla y a mí me gustaba tomarme un café o una cervecita con ellos. En una ocasión, recuerdo, me regalaron una bolsa de tomates y alcachofas. Mi mujer no había visto una alcachofa en su vida y tuvo que llamar a una amiga para que le explicara cómo se cocinan". Y Miki, feliz, entorna los ojos y se troncha de risa. Pero acto seguido se pone serio otra vez. "Son recuerdos muy bonitos, cuando voy a Llíria todavía me emociono. Si traduces mi nombre, Miki, al castellano es Miguel y por eso siempre que voy a Llíria paso por San Miguel y doy algún donativo al monasterio, compro lotería".

Pero si hay algo de lo que Vukovic se sienta especialmente orgulloso es de haber hecho algo tan importante por el deporte valenciano. Valencia es su casa desde hace 18 años. "Por eso me gusta ver que Manolo Real es como una prolongación".

El Ros Casares, de hecho, ya se ha convertido en el claro dominador en España. Manolo Real ha ganado todas las finales que ha jugado aquí y sólo se le escapó la de la Euroliga, ante un equipo, el Spartak, que este año ha pagado por una sola jugadora, la australiana Lauren Jackson, más de un millón de euros.

Manolo y Miki coincidieron en el Pamesa. Ahí germinó su amistad. "Los dos trabajamos mucho por la cantera y recuerdo que en un año hicimos más de 2.000 kilómetros juntos en el coche", comenta Real. Los dos valoran la amistad del otro. "El dinero se acaba", puntualiza el serbio, "pero los amigos y los resultados se quedan para siempre".

Vukovic nunca ha tenido problema en adoctrinar a todo aquel que se lo pida. Real no dejó pasar la oportunidad. "Me ha influenciado mucho en el basket y en la vida. Miki da muy buenos consejos, pero lo mejor es que te deja hacer y luego te comenta lo que piensa. Pienso que los dos hicimos mucho por la cantera del Pamesa".

Los entrenadores que han dirigido a mujeres saben que no es fácil. Hay un choque de genero. Ellas no piensan igual que ellos. Real no tuvo tiempo para reciclarse. De la noche a la mañana estaba en el banquillo. "Miki y yo siempre hemos hablado mucho. Él me siguió llamando cuando yo ya no estaba en el Pamesa y eso es algo que nunca olvidaré. Cuando llegué al Ros me dio muchos consejos y ha visto más entrenamientos míos que los técnicos de la cantera. Es increíble

FERNANDO MIÑANA

lasprovincias.es

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