Ángela Salvadores no se consuela con la medalla de plata pese a su portentosa actuación: «Habíamos soñado con el título y lo habíamos visualizado. Se nos ha ido por dos puntos y una falta dudosa». Considerada la mejor jugadora mundial de su generación, el domingo dejaba claro ante la todopoderosa Estados Unidos que cuando saca su talento a relucir, algo que siempre hace dado su carácter sumamente competitivo, no hay nadie que la pare. Nada menos que 40 puntos, cuatro rebotes y tres asistencias en la final. Seguida por varios ojeadores de los mejores equipos, algunos de ellos WNBA que ya la tienen en su agenda.

María Pérez Araújo (Vigo, 1997) vivió los últimos dos días en una especie de carrusel emocional. El domingo, en la República Checa, la alero del Celta Selmark se enfrentó a la cruz del deporte. Junto al resto de la selección española femenina de baloncesto sub-17 perdió la final del Mundial frente a Estados Unidos por tan solo dos puntos de diferencia (77-75). Ayer esa dura derrota ya se había transformado en éxito. María, que durante la última temporada fue la referencia anotadora de su equipo y cuyos genes llevan impresos el baloncesto, se dio cuenta junto a sus compañeras de que habían logrado un subcampeonato del Mundo. Una gesta

Con los ojos arrasados por las lágrimas pero «orgullosa aunque con mal sabor de boca». Con el regusto amargo de haber logrado 40 puntos en la final de un Mundial y recibir el título de jugadora más valiosa (MVP) del torneo pero haber perdido el título por una pírrica diferencia de dos puntos. Con esa mezcla de sensaciones difícilmente contenible y dominada por la hiel de la derrota, Ángela Salvadores era la imagen de la tristeza de la selección española U17 tras caer en la lucha por cetro planetario ante el todopoderoso equipo de Estados Unidos por 77-75.